Kiev.- Tal vez les pueda contar que la gente de la capital del país no durmió ayer. Tal vez les pueda contar que las sirenas antiaéreas sonaron a la 1:10 de la madrugada, otra vez a las 5:22 de la mañana y de nuevo a las 7:35 por temor a que misiles rusos impactaran contra su colonia. Contarles de cómo hay un socavón en el área de juegos infantiles del parque central de Kiev, y que junto a eso tienen que subirse los niños al pasamanos que sobrevivió al misil.
Tal vez les pueda contar que los jóvenes no fueron a la universidad porque justo enfrente golpeó otro proyectil que dejó una alberca no deseada en la calle. Que la gente que iba en el camión a trabajar salió corriendo a un búnker, que los que estaban por tomar un tren huyeron de los cristales que se les caían encima, que a las abuelas que estaban preparando el desayuno en sus pequeños departamentos de la era soviética les estallaron sus ventanas en la cara.
Tal vez les pueda contar que nunca le habían pegado así a la capital. Que ni al inicio de la guerra se había atrevido Rusia a lanzar misiles contra las zonas más céntricas de Kiev. Y como Zelenski es bueno para el discurso, quizá obligue a imaginar a su audiencia qué sentirían si caen misiles extranjeros en Reforma, Insurgentes o en donde juegan los niños en el parque de Chapultepec de la Ciudad de México. Y quizá compare la sacudida que se llevaron los templos ortodoxos de Santa Sofía, San Miguel y San Andrés, con misiles tronando cerca de la Catedral y la Basílica de Guadalupe.
Tal vez pueda buscar empatizar con el presidente López Obrador y decirle que él, que tanto cita la historia de México como pueblo salvajemente conquistado, identifique las atrocidades de un conquistador que, con 500 años de diferencia, busca anexarse un territorio como si el pasado no nos hubiera dejado lecciones y como si el presente estuviera exento de valores comunes.
Tal vez les pueda contar que hace mil años Moscú era apenas un bosque, pero en Kiev ya había una Iglesia y en Chichén Itzá una pirámide. Que por eso hay un dicho en ruso que cita que Ucrania es la madre de Rusia. Y no hay ningún dicho que diga que es la hija que huyó de casa. Que si a historia nos vamos, hace mil años el príncipe Vladimir viajó a la península ucraniana de Crimea a recoger a la hija del emperador cristiano de Constantinopla y ahí se bautizó. A ese acto le llaman “el bautismo de Rusia” y a ese príncipe le llaman San Vladimir.
Tal vez busque rivalizar con López Obrador y exhibirlo en su inexplicable cariño hacia el tirano Putin. Y le informe que ese sistema de geolocalización Glonass que le llevó a firmar un acuerdo de cooperación con Rusia es el mismo que tienen los misiles que fueron lanzados contra Kiev el lunes. Sí, el del parque, el de la universidad.
El presidente de la Cámara de Diputados mexicana, el panista Santiago Creel, informó que el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, podría enlazarse vía remota y dar un discurso ante el Congreso mexicano. La iniciativa surgió en una conversación con el líder del parlamento ucraniano, Ruslan Stefanchuk, el ideólogo de Zelenski. El Presidente de México ya reaccionó con molestia: “si quiere informar, bueno, hacer propaganda, no afecta en nada”.