Sólo les falta a los Diputados suplicarle de rodillas y muy penitentes al Secretario de la Defensa que les explique qué hará con el chorro de dinero que le asignarán en el presupuesto 2023 para evitar hackeos. Ahora bien: el General Sandoval tiene un jefe, de acuerdo a nuestras leyes su jefe es el Presidente de la República, quien le puede -y debe- ordenar que deje a un lado su actitud majadera y retadora ante los legisladores que le han solicitado un encuentro y se presente ante ellos a responder a sus preguntas. Esto donde sea citado, que no es ni debe ser su oficina en un Campo Militar.
Si no lo hace el Presidente (ordenarle a Luis Cresencio Sandoval que se presente a rendir cuentas a los legisladores) dará paso a la conjetura que algunos se formulan de que hace rato dejó de mandar él y que quienes hoy mandan en México son los militares.
Ha resultado curioso observar cómo en pequeños detalles de reciente acontecer, muchas de las aseveraciones que formula en su libro “El Rey del Cash” la periodista Elena Chávez se han ido consolidando como muy verosímiles. Sobre todo la parte que toca a las libertades que con la verdad se toma el señor Presidente, como el viernes que falsamente afirmó que Estados Unidos se había desistido de acudir a los paneles de controversia para dirimir sus diferencias con México en referencia a la contrarreforma energética dentro del marco del T-MEC. Algo que Estados Unidos NEGÓ categóricamente menos de 24 horas después.
En su libro referido, Chávez afirma que en su experiencia no hay en el círculo íntimo del Presidente quien le diga (o informe) la verdad, lo mal informan, ya que -según plasma en su libro- le tienen mucho miedo a su irascible carácter, mal genio y proclividad hacia la venganza. Al parecer tiene la mala manía de matar al mensajero, o lo que es lo mismo, mandarlo al ostracismo, en lugar de escuchar las malas noticias con ecuanimidad y responder tomando medidas correctivas.
La negativa del Secretario de la Defensa de hacer caso a los legisladores y acudir a su llamado a rendir cuentas sobrepasa la categoría de ser un simple desprecio para convertirse en un DESAFÍO a las reglas democráticas bajo las cuales supuestamente operamos en México. De acuerdo a nuestra Constitución, el Gobierno mexicano lo conducen CIVILES, y la Secretaría de la Defensa -en general todas las Fuerzas Armadas- operan bajo el mando y supervisión del Gobierno civil. Ellos no son dueños de México, México es dueño de ellos, por lo mismo los representantes en el Legislativo del Gobierno tienen todo el derecho de interrogar al Secretario de la Defensa, le guste o no, le cuadre o no le cuadre, le agrade o no le agrade.
Al seguir resistiendo la rendición de cuentas, el Secretario de la Defensa estaría FORTALECIENDO los argumentos de quienes se OPONEN a la militarización de México. Los militares operan dentro de una estructura vertical, en la que el jefe ordena y los subalternos obedecen. Su lema es “el jefe ordena, y si se equivoca, vuelve a ordenar”.
Esto puede ser válido dentro de las bardas que delimitan el Campo Militar, pero en las calles de México, FUERA del cuartel, el jefe no ordena, SOLICITA.
Los ciudadanos no somos sus soldados rasos, y menos cuando ocupan la tarea de legisladores ELEGIDOS por el pueblo.
¿Al Secretario de la Defensa quién lo eligió? Lo nombró el Presidente y así como lo nombró lo puede destituir. Más aún afirmamos que si el Presidente tuviera en sí una pizca auténtica de demócrata ya hubiera destituido al General Sandoval por ignorar y despreciar el llamado de los legisladores. Pero además, por haberse revelado que pese a las promesas de que el Gobierno mexicano “no espía”, afirmación realizada por el Presidente, los “Guacamaya papers” demuestran que el Ejército adquirió y empleó el sistema espía Pegasus que infecta smartphones y roba toda la información, además de apoderarse de su micrófono y videocámara.
Cuando menos DOS periodistas y un activista fueron espiados de esta manera por el Ejército. Pero, además, existe la presunción de encubrimiento dentro del Ejército hacia elementos que pudieran haber tenido relación con los hechos de Ayotzinapa. Los “Guacamayos” descubrieron que el mismo General Sandoval intercedió ante el Presidente para proteger a uno de los militares posiblemente inculpado en los trágicos sucesos de Iguala.
¿Y qué hay de las denuncias de corrupción en las ADUANAS y que involucran tanto a personal gubernamental como a militares? Si renunció el JEFE DE ADUANAS, quesque para irse con la maestra Delfina (otra señalada como “Reina del Cash”), ¿qué va a hacer el Presidente con los militares acusados de corrupción en las aduanas? ¿O no se puede preguntar?
 

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