¿Acaso no distinguís entre la devoción y la hipocresía?”
Tartufo, Moliere
Andrés Manuel López Obrador ha cruzado todos los límites posibles, claramente no le importa la ley, quizá menos hoy, cuando su cancerbero, el Secretario Útil, Adán Augusto López, prácticamente ha devastado el muro de contención constitucional que existió alguna vez en el Congreso.
Hoy, López Obrador puede disponer del andamiaje jurídico a su antojo.
No parece importarle tampoco el límite internacional, lo mismo insulta al parlamento europeo que miente impunemente sobre las consultas del T-MEC que ponen al país en una incertidumbre económica inédita en la historia contemporánea.
¿Límites institucionales?, nada. Cero. Un chiste. Desde el principio mandó al demonio las instituciones, en eso, al menos, siempre fue sincero: él prometió el país del caudillo, del resquemor y las vendettas más profundas, Andrés Manuel jamás habló de un país del futuro, sino de una nación que cobraría las facturas del pasado.
Entonces, el presidente ha roto con todos los límites: Constitucional, Institucional e Internacional. Sí, habrá que afrontarlo: el presidente es un kamikaze.
Ojalá, que todo esto terminara con el costo de la historia, que este affaire se esfumase con un hecho ineludible: López Obrador será el peor presidente de México, sí, pero cuando ese juicio al fin llegue, el presidente, seguramente, ya estará muerto, no lo digo en mala lid, es una verdad de vida: habrán pasado los años y nosotros habremos heredado un país severamente en retroceso al que tendremos que sacar avante.
Hay una preocupación internacional evidente por lo que está sucediendo a nivel regional, agencias internacionales, de las cuales hablaré en posteriores entregas, han encendido ya focos de alarma frente a la situación del país y se aprestan a tomar acciones que podrían terminar por vulnerar nuestra soberanía, ahora sí, de forma real.
Nadie, en su sano juicio, quiere ver a un país sometido, como nadie, tampoco, quisiera ver a un país hecho trizas por la miseria de decisiones necias que nos llevarán al precipicio.
Vienen tiempos oscuros. Habrá que estar preparados.
De Colofón
Una de las primeras rebeliones vendrá desde el gremio industrial, cada vez más empresarios se muestran inconformes frente a las promesas de José Antonio Centeno Reyes, que ha quedado a deber aquello de que el gobierno compraría más y reactivaría la economía, le contaré a detalle en próximas entregas.
Y todavía faltan 710 días para que termine el sexenio.