A PROPIOS y extraños ha sorprendido el viraje de Adán Augusto López, que pasó de operador político a porro morenista. ¿Por qué el secretario de Gobernación se olvidó de la investidura y se enfundó en la armadura? Por sugerencia de sus asesores.
DE UN TIEMPO a la fecha, el tabasqueño se deja llevar por los consejos en materia de comunicación de la diputada federal Andrea Chávez Treviño, quien con su equipo ha asesorado a varios cuadros morenistas. Su estrategia es siempre la misma: la estridencia. Más vale hacer un escándalo que no salir en las encuestas.
DE HECHO, a donde va Adán Augusto ahí también aparece casualmente Chávez Treviño. En la gira por Baja California, ella iba en la comitiva. ¿En la visita a Chiapas? También estuvo ahí. La semana pasada se les vio en Sinaloa. Y también coincidieron en la toma de posesión de Américo Villarreal.
NO SERÍA tan raro que el secretario de Gobernación tuviera contacto directo y cercano con legisladores federales. El punto, sin embargo, es que Andrea Chávez Treviño es la vocera oficial… ¡de Morena! Queda claro que en la 4T el gobierno y el partido son uno mismo, ¡uoo, o-ooh!
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COMO si el cambio climático no fuera la mayor amenaza para la humanidad, el gobierno de México enviará la delegación más reducida de su historia a la cumbre ambiental COP 27. El colmo es que no irá nadie… ¡de la Semarnat!
A LA Conferencia de la ONU sobre Cambio Climático, que tendrá lugar en Egipto en noviembre, acudirán sólo dos negociadores por parte de la Cancillería, que tendrán que entrar al quite ante la ausencia de la secretaria María Luisa Albores y el desdén de la 4T por el planeta.
TODO INDICA que en la reunión de 196 naciones, México hará un pobre papel, pues no sólo no tiene nada que presumir en materia ambiental, sino que además va con la intención de pasar la charola. ¡Eso sí calienta!
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¡Y GANÓ la lechuga! Apenas la semana pasada, en Reino Unido se volvió viral una inusual transmisión en vivo: en la pantalla aparecían un retrato de la premier Liz Truss y una lechuga romana… para ver cuál de las dos duraba más. Y finalmente ayer renunció la gobernante.
EL ASUNTO es importante no sólo por la lechuga, sino porque la primera ministra duró apenas 44 días en el cargo por sus pésimas decisiones económicas. En medio de la peor crisis inflacionaria en años, la política conservadora quiso recortar impuestos sin margen financiero para lograrlo, lo que terminó generando un caos económico y político que la obligó a dimitir. Tan fácil que hubiera sido decir: “yo tengo otros datos” y hacer como que no pasa nada.