2023 será un año de muchas definiciones. Las dos fechas más relevantes en el calendario electoral del país son las contiendas por las gubernaturas del Estado de México y de Coahuila, últimos dos bastiones del PRI. Detengámonos un instante en Coahuila: Morena tenía todo para ganarla… y ha hecho todo para perderla.

El tamaño de la crisis interna queda exhibido de distintas maneras. Por ejemplo, en agosto se definió que Delfina Gómez fuera la candidata en el Edomex. Para Coahuila se pospuso hasta octubre. Esto sucedió para darle margen al subsecretario de Seguridad federal, Ricardo Mejía Berdeja, para que hiciera precampaña, se diera a conocer, se posicionara y legitimara.

Mejía se presentó como el candidato de la unidad. Hoy es el rey de la discordia. Hasta uno de sus rivales, el controvertido senador Armando Guadiana, sacó un desplegado denunciándolo. Al principio, Mejía iba acompañado por toda la elite política federal, anunciaba que era representante del presidente López Obrador, casi como su elegido para la gubernatura. Hoy es atacado por haber abandonado su trabajo como subsecretario en plena crisis de seguridad, cada vez aparece más solo en sus eventos, sin figuras políticas importantes, a sus actos acuden menos personas (las fotos son reveladoras), al grado que sus asesores han tenido que inventarle seguidores en redes, pagar encuestas a modo y dotarlo de un discurso de confrontación que no ha tenido eco ni entre los otros precandidatos. Por cierto, asesores heredados de la campaña de Marina Vitela en Durango, quien perdió.

En la esquina de enfrente, donde todo parecía perdido, el que ha tomado el control de la campaña es el gobernador Miguel Ángel Riquelme. Ante el rompimiento a nivel nacional por la traición de Alito Moreno y el hecho de que el coahuilense y exmandatario Rubén Moreira también se dobló (amenazas y expedientes de por medio), Riquelme negoció directamente con Marko Cortés y Jesús Zambrano, y todo apunta a que habrá alianza PRI-PAN-PRD.

Me cuentan varias fuentes locales que hay un distanciamiento entre Riquelme y Moreira desde que este último quiso poner operadores que le fueran leales solamente a él, y empeoró cuando Alito y Moreira comenzaron a negociar con la 4T. A Moreira lo presionaron por vía de su extesorero estatal en millonarios desvíos, propiedades en Saltillo y en la Ciudad de México, y nexos con empresas radiodifusoras e inmobiliarias. Se dobló.

SACIAMORBOS 

Del favorito del Presidente hay cosas más escabrosas. Relaciones con narcos, huachicoleros, de un pasado en el sur de los que al parecer no llevó un sano equipaje al norte. Pero de eso hablaremos mañana.

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