520 asesinatos en el país en solo seis días, once ejecutados en menos de 12 horas en el estado de Zacatecas, y una imagen macabra: un perro que trota por calles del municipio de Monte Escobedo con una cabeza humana entre las fauces. Es la forma en que México se aproxima al Día de Muertos.

La noche del miércoles pasado, efectivos de la Policía Estatal Preventiva recibieron el aviso de que una cabeza humana había sido hallada en un cajero automático ubicado en el centro de esa localidad de alrededor de 8 mil 700 habitantes. El usuario que la encontró tomó una fotografía. La cabeza cercenada, con cabello chino y bigotes tupidos, se hallaba al centro de dos cartulinas de color blanco. Una de ellas informaba que Zacatecas era territorio del Cártel Jalisco Nueva Generación.

La otra contenía una amenaza contra un tal Jaime Román Chávez, “alias el 5.3” al que las siglas “MZ” identificaban como miembro del Cártel de Sinaloa, específicamente de la célula Operativo MZ, que integran grupos poderosamente armados y enviados a la entidad por Ismael “El Mayo” Zambada, conocido también como “El Señor del Sombrero”.

La guerra criminal entre “El Mayo” Zambada y el líder del Cártel Jalisco, Nemesio Oseguera Cervantes, conocido como “El Mencho”, ha sumergido a Zacatecas en una ola incontenible de masacres y ejecuciones sin precedente. En 2019, el segundo de a bordo del cártel del “Mencho”, Gonzalo Mendoza Gaytán, apodado “El Sapo”, envió a arrebatarle al “Mayo” Zambada el control criminal de aquella entidad.

El líder de los grupos operativos que entraron desde la frontera con Jalisco es Audías Flores Silva, alias “El Jardinero”.

Hace un mes fue encontrado en Fresnillo el cadáver, emplayado en plástico transparente, de un sujeto al que se identificó como “El Comandante Ganso”, operador del Cártel Jalisco. Lo habían abandonado a un costado de la carretera 45, junto a Río Florido, con el cuerpo cosido por la metralla. Estaba también la cartulina de rigor: “Esto le va a pasar a todos los que trabajan para El Jardinero”. Firmaba el “Sr. del Sombrero”.

En Monte Escobedo, en el mes de septiembre, integrantes de uno de los grupos en pugna prendieron fuego a una gasolinera, quemaron un vehículo, les poncharon las llantas a las patrullas de policía estatal y acribillaron los muros de una vivienda cercana. Las llamas y el ruido de las balas sembraron el pánico en la población.

Por esos días, el vocero presidencial, Jesús Ramírez Cuevas, se ufanaba de que los homicidios habían disminuido 51% en Zacatecas. No tardó en ser desmentido. Animal Político denunció “un uso engañoso del gobierno en cifras sobre homicidios en Zacatecas”.

En realidad, el estado registra las tasas más altas de homicidio en el país: 109 por cada 100 mil habitantes en 2021. Comunidades de Jerez, Fresnillo y Valparaíso se han convertido en pueblos fantasma: de 170 familias, en Palmas Altas quedan menos de 50. La realidad de Monte Escobedo, bajo el supuesto control de la Guardia Nacional y la policía estatal, la forman cuerpos encobijados, vendedores de fruta desaparecidos, hombres que cuelgan de los árboles, cadáveres tirados en las brechas…

Y desde el miércoles, la imagen macabra de un perro que lleva entre las fauces una cabeza humana cercenada.

Elementos de la Policía Estatal y del 53 Batallón de Infantería del Ejército comenzaron a peinar las calles en busca del animal. La cabeza fue encontrada once horas más tarde, en el interior de un corral, cuando el video se había viralizado como epítome del horror: una imagen de México, y una familia de San Luis Potosí preguntaba si podría tratarse de un taxista desaparecido. Las autoridades de Zacatecas creen que no. Que la cabeza corresponde a la de un sicario caído en un enfrentamiento.

En todo caso, “Zacatecas ya superó a la ficción”, como afirma mi compañera de páginas en El Universal, la periodista Irma Mejía. 

@hdemauleon

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