La jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum descalificó la investigación realizada por la fiscalía de Morelos alrededor del feminicidio de Ariadna Fernanda, la joven que el 1º de noviembre fue encontrada sin vida en la carretera a Tepoztlán.

La calificó de ser una investigación “desaseada y encubridora”.

Al momento de hacer esa declaración, sin embargo, el gobierno encabezado por Sheinbaum no había tenido acceso a la carpeta de investigación. Ignoraba por completo lo que contenía.

La Jefa de Gobierno aseguró que, según “informa el peritaje de la necropsia” realizado por las autoridades de la Ciudad de México, Ariadna Fernanda falleció “por trauma múltiple”.

Sin embargo, el personal de la fiscalía que fue a recoger la carpeta a Cuernavaca, no pudo ocultar su sorpresa. Para empezar, porque las fotografías que había en el expediente no contenían lo que esperaban ver: lo que se desprendía de las declaraciones de la Jefa de Gobierno.

El equipo multidisciplinario que realizó la necropsia en Morelos, encabezado por cierto por dos mujeres con tres lustros de experiencia, y cuya solvencia ha sido reconocida ampliamente durante tres gobiernos, se acercó al columnista cuando vio que las declaraciones de la Jefa de Gobierno ponían en entredicho su integridad profesional, así como su imagen social y familiar.

Relataron lo que tarde o temprano tendrán que testificar, lo que tarde o temprano tendrá que saberse: que el cuerpo de Ariadna Fernanda presentaba moretones en un codo, la espalda, el antebrazo y en la parte trasera de las piernas.

“Todas esas lesiones están descritas en la carpeta y ocurrieron antes del deceso”, explicaron.

Pero ninguna de estas provocó fracturas, ni lesiones en órganos, ni roturas de vasos que pudieran haber sangrado.

Repliqué que las personas que encontraron el cadáver de la joven afirmaron que presentaba lesiones diversas en la cara y la frente, así como sangre en la nariz y en la boca.

Explicaron que se trataba de abrasiones provocadas posmortem: que en el lugar del levantamiento había presencia de hormigas y que esas hormigas, atraídas por los fluidos que escapaban del cuerpo, habían provocado las escoriaciones. De acuerdo con los peritos, un golpe propinado en vida habría provocado inflamación y una superficie hemática de color rojo o morado: “No era así”.

Al equipo que realizó la necropsia lo integran seis especialistas: criminalista, legista, perito en fotografía, perito en química, perito en genética y perito en lofoscopia. Los peritos que conversaron conmigo aclararon que desde que la alerta se declaró en el estado de Morelos, el protocolo de cada necropsia se realiza con perspectiva de género.

Participan, además, un ministerio público, así como policías de investigación: “Todo el personal está presente durante todo el procedimiento. Todo se hace a la vista de todos. Todos ven el cuerpo y actúan en conjunto”, explicaron.

Repetí si había sangre en la nariz y en la boca. Me contestaron que no había huellas de sangre en el cuerpo: que en nariz y boca se habían localizado fluidos que eran “contenido alimentario”.

De acuerdo con los peritos, el cuerpo presentaba un golpe en la parte alta del cráneo. Pudo haber sido provocado por un objeto romo pero también por una caída. Aquel golpe, sin embargo, no rompió la piel, ni provocó fractura en el parietal, ni tuvo impacto alguno (una hemorragia, por ejemplo) en el cerebro.

No había coloración hemática en el cuello. Las cervicales estaban íntegras. No había hemorragias ni equimosis en el abdomen.

Pero la tráquea contenía, según explican, el líquido espumoso propio de la broncoaspiración: líquido y contenido alimentario que había impedido la circulación del aire.

“Ninguno de nosotros podríamos prestarnos a ningún tipo de encubrimiento”, aseguran. 

La fiscalía de la CDMX solicitó la carpeta de investigación cinco días después del hallazgo del cuerpo. En su propio oficio de colaboración indicó, según fuentes de la fiscalía estatal, que sus agentes podrían recogerla entre el 6 y el 13 de noviembre. 

Claudia Sheinbaum denunció, sin embargo: “¿Por qué tardan tanto en entregar la carpeta, qué le quieren arreglar?”.

Las fuentes consultadas indican que la carpeta fue solicitada el domingo 6 de noviembre a las 17:33. La solicitud fue entregada a la guardia (no había personal), en la Visitaduría general. Ambas fiscalías de Feminicidio habían hecho telefónicamente un acuerdo de colaboración desde la madrugada del 3 de noviembre. 

La de Morelos recabó las declaraciones de once personas, entre estas, de los dos presuntos responsables, Rautel “N” y Vanessa “N”, y obtuvo con autorización de un juez la forensia telefónica que permitió establecer que Rautel estuvo en la zona en donde el cadáver fue encontrado.

Afirman que se pidió información a la procuraduría capitalina, pero que “algo pasó”, y de pronto la comunicación se cortó. Los peritos se enteraron por los medios de su “investigación encubridora”.

En Morelos dicen que se han transparentado hoja por hoja las evidencias contenidas en la carpeta: que hay fotos del hallazgo del cuerpo y de su levantamiento. Fotos de cada uno de los pasos del procedimiento, así como informes criminalísticos, de campo, de química forense y de telefonía.

De manera que una vez más tenemos investigaciones contrapuestas en las que se respira lo de siempre: una verdad oscurecida y un salvaje trasfondo político.

 

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