Hace unos días leía en el periódico que la Suprema Corte en una aparente llana ociosidad, pretextando #vayaustéasaber promueve la prohibición de la exposición de nacimientos públicos, atentando contra el razonamiento y la naturaleza de nuestro patrimonio cultural; pues México, es un país donde el sincretismo de colores, sabores, tradiciones y magia nos identifica como mexicanos, es además este folklore uno de los atractivos más importantes para atraer recurso económico, tanto desde el exterior, como al interior.
Son muchas de estas manifestaciones públicas – ejemplo: Semana Mayor y sus procesiones, carros alegóricos- las que nos identifican y cohesionan, aunque poco o nada tiene que ver con una religión o con atentar con la libertad de culto; pues podría casi afirmar, que a nadie se le obliga, a pararse frente a una exposición o ponerse a rezar o ¿sí?
Una vez más este país tiembla, ante la nimiedad, con un “presiden-cucho” que lejos de ocuparse de problemas reales y de peso, como es la seguridad de los ciudadanos, la desprecia y minimiza; con hechos hemos comprobado cuan taimado en nuestro estado, mantiene a la guardia nacional ociosa -bastaría sustentarlo con el comportamiento de la misma, estos últimos pasados días con una presencia de paseíllos ociosos- y todo porque sus intereses están puestos en su reinado y no, en la obligación conferida. La búsqueda de distractores a problemas reales es burda y ya cansina.
Este domingo, muchos ciudadanos exponen la vida, al salir a las calles para manifestarse, incitados por una serie de partidos y movimientos en defensa de las reformas y movimientos a discreción, que busca hacer el señor López y sus huestes. Son los ciudadanos carne de cañón, dado que las personas designadas para defendernos andan en #vayaustéasaber dado que deberían de ser los diputados, los senadores quienes desde sus curules con la autoridad que marca la ley, artículos en mano, reglamentos y argumentos sostener que la Institución prevalezca, se modifique o muera si así conviene a los intereses de la nación, entendiendo por ello, el bienestar de nuestro país. Más pareciera, que los diputados y los senadores también han olvidado su fuerza y poder, renuncian a trabajar para defender los intereses de la ciudadanía, razón de ser de sus puestos y nos ponen a hacerles la tarea ¡mire usted qué listillos! las inconformidades se ganan en los tribunales, en la tribuna no en las calles. Se gana, validando la constitución, reglamentos ante las instituciones correspondientes, es extraño defender una institución en las calles y no ante las autoridades competentes ¿Qué se conseguirá? No lo sé, a lo mejor nada, pues estas expresiones no cuentan ante las leyes que desea desbancar y destruir el señor López y sus secuaces. Saldremos a las calles, a hacerles la tarea a los que cobran, en defensa de los derechos constitucionales, de las instituciones, ante quienes dicen están mal, son nocivas; más quienes tampoco, han podido demostrar con hechos fehacientes, artículos, reglamentos o demandas ante las autoridades, los millones de las desviaciones que señalan quedando todo en viles supuestos. Pareciera que buscan gestar en esta rasposa desunión otro Texcoco, otra destrucción masiva y violenta. Sea por Dios, por nuestros hijos, nietos para que no paguen por los errores y malas decisiones de unos cuantos.