México no cabe en un solo partido”.
José Woldenberg
Nadie puede escatimarle a José Woldenberg su trayectoria en la izquierda. Fue fundador y líder del Sindicato de Trabajadores de la UNAM, militante y dirigente del Partido Unido Socialista de México, el Partido Mexicano Socialista y el Partido de la Revolución Democrática. Luchaba en la izquierda cuando Andrés Manuel López Obrador buscaba todavía cargos públicos a través del PRI. Su visión de la trayectoria de las causas progresistas ha quedado plasmada en un libro valioso: Memoria de la izquierda.
Woldenberg fue consejero ciudadano en el primer Instituto Federal Electoral, de 1994 a 1996, cuando todavía era presidido por el secretario de gobernación. En 1996 fue electo consejero presidente por todos los grupos de la Cámara de Diputados. Muchos cuestionaron la designación de un hombre tan claramente de izquierda como cabeza del árbitro electoral, pero la equidad de pensamiento en sus trabajos académicos y periodísticos y en sus decisiones como consejero lo avalaban. Andrés Manuel López Obrador, entonces presidente nacional del PRD, comentó en octubre de 1996: “Como quedó integrado el IFE, se garantiza su independencia e imparcialidad”. Él había apoyado su nombramiento como consejero presidente.
Woldenberg, efectivamente, garantizó la independencia e imparcialidad del IFE. Bajo su mando el PRI perdió por primera vez la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados en 1997 y en el 2000 el panista Vicente Fox derrotó al candidato presidencial del PRI, Francisco Labastida, para producir la primera transición pacífica del poder en la historia de México. La democracia había empezado en nuestro país.
López Obrador, sin embargo, ha cambiado de posición. En su mañanera del 11 de noviembre descalificó a Woldenberg por haber sido escogido como orador único en la manifestación en defensa del Instituto Nacional Electoral del domingo 13: “No es ninguna novedad que Woldenberg sea el orador. Forma parte del grupo, es como el maestro político de Lorenzo Córdova y de todo ese grupo”.
Los ataques de AMLO a Woldenberg se suman a los de otros respetados pensadores de la izquierda, como Juan Villoro y Roger Bartra. El presidente afirma que todos son conservadores, pero en realidad es él quien se ha vuelto reaccionario. El propio Woldenberg lo señalaba en un artículo a principios de este 2022, en el que preguntaba a quienes fueron sus compañeros de la izquierda si realmente querían aceptar la militarización no solo de la seguridad pública sino de muchas otras tareas y la descalificación sistemática de periodistas y medios críticos al gobierno, si no se ruborizaban cuando el presidente sacaba una estampa del Sagrado Corazón para hacerle frente a la pandemia o cuando afirmaba que el feminismo, el ecologismo y los derechos humanos son una invención del neoliberalismo. “La izquierda se movilizó a favor de la equidad y la democracia. No puede ahora convalidar la edificación de un autoritarismo empobrecedor”, escribió.
López Obrador ha abandonado las causas de la izquierda. Lo ha señalado Cuauhtémoc Cárdenas: “Difícilmente diría yo tenemos un gobierno de izquierda, por más que se diga de izquierda”, dijo el 20 de mayo de 2021. El 25 de octubre de 2022 declaró: “A mí me preocupa también lo que se ha venido anunciando de una reforma de carácter electoral que pudiera poner en riesgo la autonomía de la autoridad electoral. Me parece que este es uno de los grandes logros de nuestra democracia”.
No, la izquierda mexicana no se ha hecho conservadora. Es el presidente quien ha abandonado la izquierda para volverse conservador y autoritario.
El mitin
AMLO ha lanzado una convocatoria para un mitin el 1o de diciembre. Sería una reunión informativa, dice, pero es claro que es una forma de mostrar músculo y llenar el Zócalo con más gente que la manifestación para defender al INE del 13 de noviembre. Y sin duda llenará la plaza.
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