HABÍA UNA VEZ un Rey del Cash que se sentía triste porque miles de sus súbditos marcharon en contra de las sabias decisiones del monarca. ¡Insensatos!, pensó el rey y muy prudentemente no lo dijo, pero a cambio los llamó hipócritas, corruptazos y clasistas.
TODO BUEN hombre de Estado entendería que la marcha de los súbditos era un reflejo del malestar en la sociedad y, como tal, debía ser atendida y escuchada. Pero el Rey del Cash no era un hombre de Estado: el Estado era él. De ahí que en lugar de escuchar y entender a sus gobernados, decidió hacer su propia marcha. ¡Eso lo puso feliz!
ORDENÓ que la otra mitad de los súbditos se prepararan para la madre de todas las marchas. Y así, el Rey del Cash se convirtió en el Rey del Acarreo al movilizar a beneficiarios de programas sociales, a beneficiarios de componendas políticas y a beneficiarios de la corrupción de su gobierno.
NO QUEDARÍA camión sin rentar, pancarta sin pintar, ni torta sin repartir, con tal de que el rey encabezara una marcha para apoyar al rey, que culminaría con una gran manifestación para alabar al rey, antes de escuchar al rey rendir su enésimo informe para, así, merecidamente, aplaudir de nuevo al rey. Y no vivieron felices para siempre, pues la inflación se fue hasta las nubes, la inseguridad se convirtió en un gigante y la economía se hizo chiquita, chiquita.

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YA HAY FECHA para la gran pantomima en San Lázaro: será el próximo 23 de noviembre cuando Morena y sus achichincles aprueben -en comisiones- la reforma electoral nomás por molestar, pues ya saben que está muerta.
PESE A QUE no cuentan con los votos para que se apruebe en el seno de la Cámara de Diputados, los legisladores oficialistas ya convocaron para el miércoles dictaminar la iniciativa. Bueno, eso de dictaminar es un decir, pues, en realidad, no le van a mover ni una coma y, más bien, sólo van a levantar su dedito.

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ENTRE los morenistas mexiquenses sigue creciendo la inquietud porque la campaña de Delfina Gómez nomás no arranca y el PRI ya metió el acelerador. Ayer, por ejemplo, la tricolor Alejandra del Moral encabezó a unos 10 mil simpatizantes en territorio de Morena: el peleado municipio de Nezahualcóyotl. Menos mal que los morenistas tienen a Martí Batres para que diga que sólo hubo 100 o 200 asistentes.

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COMO si hubiera mordido un chile habanero, así seguramente se siente alguien en la Presidencia con el galardón que recibió Agustín Carstens. No hay nadie en la 4T, ni de lejos, que pueda presumir haber obtenido el Premio de Economía Rey de España, que fue otorgado a Carstens, entre otras cosas, por la solidez y profundidad de sus planteamientos, así como por sus políticas innovadoras en favor del bienestar de la gente. Pero, bueno, eso era cuando la economía no se manejaba desde Palacio Nacional.

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