Las oportunidades se multiplican cuando las tomas.”
Sun Tzu
No, México no está en una crisis económica. Tenemos crecimiento, si no rápido, cuando menos razonable. Hace unos días, de hecho, el Banco de México hizo algo inusitado: ajustó al alza su pronóstico de expansión para 2022, de 2.2 a 3%. Tiene sentido. En los primeros nueve meses del año el crecimiento fue de 2.8% sobre el mismo período de 2021.
Algunos sectores están funcionando muy bien. El secretario de turismo, Miguel Torruco, ha afirmado que México cerrará 2022 con una captación de 27,400 millones de dólares de visitantes internacionales: 11.6% más que en 2019. Las exportaciones tuvieron un aumento anual de 19.5% de enero a octubre de este año. Los compromisos de inversión extranjera directa fueron de 32,147.4 millones de dólares en los nueve primeros meses de 2022, según la Secretaría de Economía, 29.5% más que en el mismo período de 2021. Las remesas ascendieron a 48,338 millones de dólares entre enero y octubre de 2022, 14.6% más que en el mismo lapso del año anterior. El tipo de cambio se mantiene por debajo de los 20 pesos por dólar.
Muchos inversionistas internacionales están viendo a México como tierra de oportunidades por las dificultades en la relación comercial entre Estados Unidos, el mayor mercado de consumo del mundo, y China, la principal potencia manufacturera. El expresidente estadounidense Donald Trump aplicó medidas proteccionistas a los productos chinos, que han elevado los costos a los consumidores, y que no han sido modificadas por su sucesor, Joe Biden. Las disrupciones en las cadenas internacionales de logística y la autodestructiva política de cero covid de China han generado incertidumbre adicional. Los problemas de la planta de Foxconn en Zhengzhou, la mayor productora de iPhones en el mundo, semiparalizada en las últimas semanas, son ejemplo de la falta de certidumbre en la China actual.
México es la plataforma natural para el mercado norteamericano en estas condiciones. Nuestro país fue en octubre el mayor socio comercial de Estados Unidos, por arriba de Canadá y China. El T-MEC ha funcionado tan bien como antes el TLCAN. Los productos que se fabrican en México tienen solo la ventaja de la cercanía sino también menores aranceles y una mayor facilidad de ingreso al mercado estadounidense. En junio de 2022 el BID dio a conocer un estudio en el que señalaba que las oportunidades de nearshoring, de acercamiento al mercado, podían generar 78 mil millones de dólares en nuevas exportaciones de Latinoamérica, de las cuales 35,278 millones, 45%, podrían salir de México.
La verdad es que México no debería estar creciendo solo 3 por ciento al año, sino cuando menos 5 o 6%. El problema es que el gobierno está estableciendo nuevos obstáculos y restricciones a la actividad económica. La cancelación del aeropuerto de Texcoco fue un adelanto, pero mucho más costosa ha sido la suspensión de las inversiones privadas en energía. A esto hay que añadir medidas como la prohibición del outsourcing y los aumentos en los trámites burocráticos, como en las citas en el SAT. Una de las consecuencias es que, a pesar de que ha subido el flujo de capital del exterior, la inversión fija bruta total sigue estando por debajo de 2018.
México tiene una gran oportunidad de despegue económico, pero la oportunidad por sí sola es solo una posibilidad. Para convertirla en realidad hay que aprovecharla, y para eso es indispensable dejar de poner obstáculos a la inversión.
Colonial
Ayer el Parlamento de Indonesia aprobó cambios al código penal para prohibir el sexo extramarital y la cohabitación de parejas sin matrimonio legal. Yasonna Laoli, ministra de justicia y derechos humanos, dijo: “Es el momento de tomar una decisión histórica en las enmiendas del código penal y dejar atrás el código criminal colonial que heredamos”.
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