“Vamos a distribuir los medicamentos hasta los pueblos más apartados. No van a faltar.. me dejo de llamar Andrés Manuel”.
Andrés Manuel López Obrador, 25.11.2021
PUERTO MORELOS.- No sé si el presidente López Obrador ya haya decidido cambiarse de nombre, pero el desabastecimiento de medicamentos no ha terminado, ni parece que vaya a acabar en este sexenio.
Una de las características de la 4T ha sido su insistencia en tomar decisiones irracionales para solucionar problemas menores o inexistentes con resultados que empeoran radicalmente la situación. Uno de los casos más trágicos ha sido el de los medicamentos, cuyo desabastecimiento ha afectado a millones.
Tarde, como siempre en este gobierno, el Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI) dio a conocer el 13 de diciembre el esperado fallo de la licitación pública internacional abierta electrónica para la adquisición consolidada de medicamentos para 2023-2024. Esta licitación debería ser el mecanismo que asegure que los centros de salud pública tuvieran medicamentos suficientes y a buen precio en los próximos dos años, cosa que no ha ocurrido desde que el Presidente canceló en 2019 las compras consolidadas del IMSS por supuestos actos de corrupción que nunca detalló y por los que no ha presentado denuncias.
Esta licitación se realizó después de un camino de fracasos. Tras cancelar las compras del IMSS, el Presidente dio la responsabilidad de las compras a la Oficialía Mayor de Hacienda, encabezada por Raquel Buenrostro, que no tenía experiencia en la materia. El proceso fue un desastre. Cofepris, a su vez, empezó a cerrar plantas de medicamentos por pretextos inventados y creó nuevos obstáculos burocráticos a la producción. AMLO decidió, además, que podía eliminar por decreto las empresas de distribución, un proceso muy fácil ya que los fabricantes de Coca-Cola y papas fritas podían llevar sus productos a todo el país. Dijo que crearía una empresa gubernamental de distribución y, después, que le encargaría la tarea al Ejército.
Ante el fracaso, el Presidente decidió ir al extranjero. Contrató a la UNOPS, la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos, que tampoco tenía experiencia, para comprar los medicamentos. Si bien la institución recibió 130 millones de dólares por sus servicios, no pudo comprar todos los medicamentos que se necesitaban y los que obtuvo fueron más caros. Por eso el gobierno decidió cancelar su contrato y encargó las compras al INSABI, institución encabezada por un político, Juan Ferrer, también sin experiencia.
Tarde, pero por fin, ya tenemos el fallo de la licitación del INSABI para 2023 y 2024. El que la decisión sea tan tardía es un problema: ninguna empresa farmacéutica tiene capacidad para producir millones de piezas y empezar a surtir al sector público a principios de 2023. Lo peor es que la licitación fue por solo 618 “claves”, un número significativamente menor al requerido. Se dejaron fuera 400 encargadas previamente a la UNOPS y, además, 135 han quedado desiertas. Así, la licitación del INSABI ha generado acuerdos para comprar solo la mitad de los medicamentos que se necesitan.
Mientras tanto, la industria farmacéutica nacional sigue enfrentando problemas. La Cofepris tiene más de 5 mil trámites rezagados. Los pagos a los productores no se han realizado a tiempo. Las medicinas del sector público se quedan muchas veces en bodegas, donde caducan porque no se ha podido reemplazar todo el sistema de distribución que el Presidente consideró innecesario. Las instituciones de salud pública tendrán que seguir haciendo compras individuales, más caras y menos eficientes. El desabastecimiento continúa, aunque el Presidente se sigue llamando Andrés Manuel.
Corresponsable
Dice AMLO que Reforma es corresponsable de que México no tenga médicos ni especialistas. Supongo que el periódico debería haber establecido cursos de instrucción médica hace años. No lo hizo porque es conservador y neoliberal.
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