Iniciando el presente año ha trascendido, como se corroboró hace algunos meses, que el actual arzobispo de León, Monseñor Alfonso Cortés Contreras, dejará su cargo porque presentó su renuncia al Papa Francisco al cumplir su edad reglamentaria y que le fue aceptada. (Periódico A.M. Pág. A.8 2/enero/23).

Pero es el caso que, a la fecha, el Papa Francisco no ha designado a nadie en su lugar. No obstante, tampoco contamos con obispo auxiliar, pues hace más de seis años renunció quien tenía ese nombramiento. Y el Papa Francisco nos mantiene en el olvido, igual todo este tiempo.

Ahora bien, para orientar más a los amables lectores en estos menesteres muy misteriosos y escabrosos dentro de la Iglesia Católica, acerca de cómo o quién nombra a los obispos, hace falta consultar la Ley Canónica para saberlo. Veamos.

El Canon 377,1 expresa que: “El Sumo Pontífice nombra libremente a los obispos…” Pero es obvio que el Papa no conoce directamente a los miles de sacerdotes que hay en el mundo como para designarlos obispos, sino que para eso necesita la ayuda de diversos organismos. Es así que los parágrafos 2 y 3 del Canon 377 establecen un procedimiento para ello.

Los miembros de la Conferencia Episcopal, en este caso la Mexicana (CEM), deben elaborar de común acuerdo y bajo estricta secrecía, una lista de presbíteros y entre los miembros de institutos de vida consagrada, que reúnan los requisitos y consideren idóneos para el episcopado.

También cada obispo o arzobispo de la provincia eclesiástica que corresponda puede proponer una lista a la Sede Apostólica.

Otra vía más la constituye el Legado Pontificio o llamado también “Nuncio Apostólico”, quien puede investigar separadamente a los prospectos, y agregar su opinión a la de la Conferencia Episcopal y a la del obispo o arzobispo de la provincia de la que se tratare.

Cuando hay una vacante cobra relevancia la labor del Nuncio Apostólico, pues debe proponer a la Santa Sede las ternas con los nombres de los candidatos. Además de los órganos eclesiásticos que se mencionaron, puede consultar también a personajes de la Diócesis, a los miembros del cabildo de Catedral y hasta a los clérigos regulares y laicos o civiles, “que destaquen por su sabiduría”.

Puede haber obispos o presbíteros de otras Diócesis, y proponer su traslado como ha sucedido aquí en León en muchos años. Pero creemos merecer a un oriundo y vecino de estas tierras, que los hay y en abundancia. Los requisitos consistentes en firmeza de su fe, buena fama, con ejercicio sacerdotal de cinco años; y doctor o licenciado en Sagrada Escritura, Teología o Derecho Canónico. Cabe advertir que los gobiernos no tienen qué ver ni influencia alguna en estos nombramientos.

El caso de León

Sucede que el Nuncio Apostólico actual es el Sr. Joseph Spiteri, originario de Malta, de 63 años de edad; nombrado en julio de 2022 y llegado a tierras mexicanas el 7 de octubre de 2022, donde se presentó ante la Conferencia del Episcopado Mexicano. Como pueden observar los amables lectores, seguro no tiene ni idea de la realidad en general del país y aún no analiza con precisión cada región y puntos importantes del catolicismo en esta zona Bajío-Occidente.

El anterior Nuncio Apostólico fue Franco Coppola, de origen italiano, duró cinco años en el cargo, de 64 años de edad, fue reasignado a Bélgica. Georgina Zerega, analista político-religiosa del periódico El País, comentó: “El hombre del Papa en México (Franco Coppola) era, hasta hace muy poco, una figura desconocida”. Con eso sabemos que pasó de noche en nuestro país, no hizo nada. Ahí todavía está el vacío del Obispo Auxiliar hace seis años. Cómo olvidar a su excelencia Girolamo Prigione, quien fungiera como Nuncio Apostólico casi veinte años, omnipresente, influyente en la jerarquía católica y en los gobiernos federales y estatales. Atento a cada episodio de la Iglesia Católica en México, con una eficiencia e hiperactividad en su cargo.

En fin, es necesario que tanto el Sr. Arzobispo Alfonso Cortés Contreras, saliente y los miembros o presidente de la CEM, Monseñor Rogelio Cabrera López, ya presenten y exhorten al nuncio apostólico Joseph Spiteri a que haga saber al Papa Francisco las propuestas o ternas para cubrir las dos vacantes pendientes en el caso de León. No olvidemos que dos de las Diócesis más ricas en seguir proporcionando vocaciones para el sacerdocio son Jalisco y Guanajuato, y si los jóvenes no ven avances ni estímulos en estos movimientos eclesiásticos, las vocaciones pueden disminuir y revertirse. 

Ojalá y tomaran en cuenta a tres presbíteros muy queridos, destacados, ilustrados y con las características para ser tomados en cuenta por el Vaticano, para ocupar vacantes, a saber:

  • P. Fidel Hernández Lara, 46 años de sacerdocio. Actual rector del Templo Expiatorio desde 2018.
  • P. Juan Rodríguez Alba. Sacerdote especializado y autorizado en exorcismos; actual párroco de San Pio X. con 41 años de sacerdocio.
  • P. Salomé Lemus Domínguez. Fue rector de la Catedral Basílica de León durante la visita del Papa Benedicto XVI, lo atendió por intercesión del entonces arzobispo Guadalupe Martín Rábago. Actualmente párroco de San Maximiliano Kolbe, con 40 años de sacerdocio.

Tal parece que el Papa Francisco y sus colaboradores tienen a la feligresía leonesa olvidada de la “mano de Dios”.

 

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