El dedo de AMLO dirimirá la candidatura presidencial de Morena, la oposición debe realizar un proceso abierto que garantice el triunfo.
Como era de esperarse, el tema electoral acapara el reflector desde los primeros días del año. A partir de ahora, y en forma ascendente, a todo suceso se le imputará un cariz electoral. La resurrección del “tapado”, como método para que el Presidente en turno elija candidato, confirma una vez más que Morena no es más que el PRI de los 70 bajo nueva marca; una versión más pura, más radical, más doctrinaria y también más rancia y obsoleta. AMLO escogerá a quien lo sucederá a partir de un criterio angosto: quiere a alguien leal, que le cubra la espalda sin recelo.
Por eso Es Claudia. Es una receta probada. En su momento, Rosario Robles fue la misma solución en la Ciudad de México, un poco pararrayos, un poco guardaespaldas. Así le fue.
Como dijera la escritora Irene Peter, “el que todo sea diferente no quiere decir que algo haya cambiado”. Lo último que el Presidente quiere es que Morena defina candidatura con un proceso democrático. Sabe que ese lo puede ganar Ebrard, quien le ha sido leal, pero quizá no tenga vocación de Niño Héroe.
Mientras la oposición no presente una candidatura fuerte, Sheinbaum aguanta, a pesar de ser pésima candidata. Más allá de las sucesivas crisis del Metro -algunas trágicas por su costo en vidas humanas- su problema de fondo es que tiene el carisma de una coliflor (espero que las coliflores me perdonen).
Sheinbaum está segura de que la mano de Ebrard está detrás de los desperfectos del Metro. Pero, también tendrá que preocuparse por Adán Augusto, quien tiene el favor de los gobernadores de Morena que preferirían entenderse entre “ex priistas”.
El gran problema para AMLO empieza si la oposición -unida- encuentra una candidatura fuerte. Ahí las encuestas le quitarán el sueño. Por eso seguirá demoliendo al INE, haciendo de cada grieta una vía potencial para impugnar el resultado si no lo favorece. La probabilidad de que no reconozca una derrota es de 100% y más nos vale empezar a prepararnos para ese escenario.
Para la oposición, entonces, la prioridad es encontrar a quien pueda ganar la elección presidencial. Son importantes dos ángulos. Primero, se necesita a alguien capaz de convocar tanto a electores independientes como a quienes votaron por Morena en 2018 y están desencantados: feministas, ambientalistas, académicos, científicos, etc. Segundo, es crucial no abonar a la narrativa del pueblo contra los conservadores.
Para diferenciarse del proceso imperial de Morena, la oposición debe armar una primaria abierta, una pasarela amplia donde se expongan ideas y se den a conocer los aspirantes. Ahí confirmaríamos que el electorado tiene hoy mínima simpatía por los políticos transaccionales -que les resultan más cómodos a los presidentes de PAN/PRI/PRD- y cuya selección garantiza una derrota en las urnas.
Hay que tener cuidado también con las expectativas de candidaturas ciudadanas. Si algo he aprendido en años de estudiar el tema es que la política es para políticos. Diferentes grupos de la Sociedad Civil han manifestado expectativas poco realistas de que los partidos nombren candidatos independientes, sin entender que esos procesos son devastadores para sus estructuras locales, cuya formación toma décadas, y para bases que llevan varios ciclos electorales esperando turno.
Eso no quiere decir que la sociedad civil no tenga un papel importante, y más después de la masiva movilización que se logró en noviembre. Ésta debe exigirles a los partidos un proceso amplio y transparente que garantice la selección de una candidatura competitiva con el único objetivo de ganar la elección. La victoria de una alianza opositora también permite la formación de un gobierno de coalición en el que sí cabrían ciudadanos. Lo vimos en el gobierno de Fox donde, entre otros, Julio Frenk -no político- fue el mejor secretario de Salud en nuestra historia (mucho decir, habiendo pasado por ahí destacados salubristas como Jesús Kumate).
Ocupémonos primero por sacar a Morena. Después de defender el resultado, nos ocuparemos por formar un gobierno capaz de revertir la brutal destrucción de este sexenio.
@jorgesuarezv