AL MORENISTA Ricardo Monreal se le atragantó el pan de elote con crema catalana cuando le reclamaron ayer haber dejado pasar en el Senado el llamado “Plan B” de la reforma electoral.

EL HECHO ocurrió en la comida del Consejo Nacional de Coparmex, a la que el morenista acudió como invitado principal. Ahí le hicieron el reclamo de que, si bien votó en contra de la iniciativa presidencial, no operó lo suficiente para frenar ese atropello a las reglas democráticas. La respuesta de Monreal causó sorpresa, pues dijo que enfrentó la presión directamente del secretario de Gobernación y que no podía arrastrar a sus compañeros de bancada al infierno de la 4T, por lo que decidió dejarlos en el purgatorio votando a favor.

QUIENES asistieron al encuentro dicen que, al final, Ricardo Monreal salió con un balance muy positivo, pues demostró que conoce y se interesa por los temas empresariales, pero sobre todo porque es de las pocas voces en Morena que habla de reconciliación y no sólo de confrontación.

 

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ARRANCÓ en Madrid la Feria Internacional de Turismo y la participación de México es bastante numerosa, pues se instaló un mega pabellón que agrupa a 105 destinos y empresas nacionales. Hasta ahí todo bien.

DONDE las cosas ya no son como echarse a la hamaca es en lo referente a los dineros para la participación en Fitur 2023. Resulta que la Secretaría de Turismo, que encabeza Miguel Torruco, contrató a una subsidiaria de CIE (los mismos de Ocesa) para que compraran el espacio en el tianguis y, a su vez, ¡se lo revendieran a los operadores mexicanos! Para colmo, no está claro si Sectur recuperará lo invertido o qué se hará con los ingresos que se generaron.

OTRO ASUNTO que llama la atención es que una de las principales ofertas del gobierno mexicano y del de Quintana Roo es la promoción del Tren Maya, que no está terminado… y que ni siquiera es seguro que este año empiece a funcionar. Alguien debería explicarle a Miguel Torruco y a Mara Lezama que a una feria de negocios se va a vender realidad y no otros datos.

 

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COMO abejas alrededor de girasoles, así revolotean las ocurrencias sobre la cabeza de Andrés Manuel López Obrador. La nueva gran idea del Presidente está causando más preocupación que alegría.

EN SU AFÁN por lograr que el AIFA despegue, el mandatario pretende prohibir los vuelos de carga en el AICM, que en 2022 movió 570 mil toneladas. Da la impresión de que en Palacio Nacional no se entienden bien los procesos económicos, pues los afectados no son sólo los vuelos, sino una larga cadena productiva que incluye a empresas de carga, transportistas, almacenes, agentes aduanales y, por supuesto, a las empresas que tienen diseñada toda su logística de abastecimiento por medio del aeropuerto capitalino. Queda claro que la “i” de AIFA no es de “internacional”, sino de imposición.

 

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