En relación con la donación de sangre hay que ser claros y contundentes: Es una actividad que salva vidas y mejora la condición clínica de los pacientes. Sin embargo, multitud de personas que requieren una transfusión de sangre no tienen accesibilidad ni oportunidad para la obtención de estos productos en forma segura. Estamos ya en 2023 y este sigue siendo un problema mayúsculo de salud pública.
De igual manera, es importante dejar en claro que la proveeduría de sangre segura y suficiente debe ser parte integral de cualquier sistema nacional de salud y debe estar contenida y descrita en las políticas públicas sanitarias.
Las actividades relacionadas con la disposición de donantes de sangre, colección, examen, procesamiento, almacenamiento y distribución, deben llevarse a cabo de manera impoluta a todos los niveles, a través de una organización eficiente y redes integradas de centros de sangre.
Estos sistemas y redes deben estar controlados por un marco normativo sólido y tener procesos y procedimientos puntuales que consoliden un marco de trabajo robusto y se promueva la estandarización y consistencia en la calidad y seguridad de la sangre y sus componentes.
Desafortunadamente en este inicio de año, como en anteriores, una situación permanece igual: existe una necesidad de sangre y donadores en franco incremento, sin embargo, la capacidad de captación y distribución con fines terapéuticos sigue siendo en multitud de regiones muy pobre.
Varios países incluyendo el nuestro, reportan desabasto importante, pues al amainar la pandemia y recuperarse los servicios hospitalarios, enfermedades y procedimientos que requieren este valioso recurso van en incremento, mientras que el número de donadores no aumenta en la misma proporción.
De igual manera, la accesibilidad es limitada, no solo para la terapéutica transfusional, sino para el acto de donación de sangre. Se “promueve” este generoso acto, pero no se cuentan con servicios de sangre (centros de colecta o bancos) que tengan la capacidad de atención de calidad, segura y cómoda para los donantes.
Al día de hoy, decenas de centros que otrora brindaban este servicio a las poblaciones, se encuentran en un limbo administrativo por agencias reguladoras y supervisoras que en vez de promover la mejora de la prestación de servicios, los han dejado congelados bajo un silencio inexplicable y sin respuesta siquiera sobre qué se puede o debe hacer para recuperar su funcionamiento.
En ocasiones solicitar apoyo para lograr las mejores condiciones y atender necesidades de donadores y pacientes de manera cabal, pareciera un acto de mendicidad ante estas instancias, en especial las relacionadas con la protección contra riesgos sanitarios.
Ahora bien, es evidente que estamos frente a una situación de adversidad, generada en gran medida por un sistema roto. Sin embargo, gran parte del componente de cambio es la transformación del tipo de donación y el aumento de la frecuencia de las mismas.
Es por ello que se te invita, lector, a que te arremangues y prestes tu brazo y dones sangre o sus componentes (plasma y plaquetas). Se te invita también a que hagas visible esta actividad y la publiques en tus redes, presume tus donaciones, comparte contenido, lleva a un amigo, convence a tus familiares y compañeros de trabajo a que se sumen, regístrate como donador voluntario, en fin, anímate a hacer la diferencia.
Es un nuevo año y hablando de sangre no se pierde la esperanza, pues la esperanza la hacemos los ciudadanos. Sigamos hablando de donación y salud, fuertes en la lucha.
(Médico Patólogo Clínico. Especialista en Medicina de Laboratorio y Medicina Transfusional, profesor universitario y promotor de la donación voluntaria de sangre)
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