En el mundo han existido personas extraordinarias, apasionadas por la verdad, el bien y la libertad. Pero según Nietzsche, el mayor protagonista de la Historia ha sido el deseo por el poder, el impulso más potente que mueve al ser humano y que le introduce una gigantesca energía irracional. El problema del poder es que no todos lo soportan y está íntimamente relacionado con el “hybris”, la locura de la afirmación del “yo”. 
En Guanajuato ya hay efervescencia política, el estado ha sido gobernado por el PAN durante más de treinta años y cada gubernatura deja secuelas, pérdidas y ganancias; así las cosas, debido a la impronta del tiempo, se podría establecer un axioma: a mayor tiempo en el poder, mayor será la posibilidad de perderlo.  
Recientemente apareció en estas tierras abajeñas el líder del PAN, Marko Cortés; a la sazón, sus declaraciones alborotaron al avispero, en el sentido de que será una mujer la candidata a la gubernatura; también, manifestó que el método de elección se ajustaría a una consulta interna, descartando el sufragio universal. 
Pronto, algunos afectados se le echaron al pescuezo, lo consideraron un intruso. Sin embargo, Marko solo le está dando voz al pensamiento del Gobernador, de lo que quisiera decir, pero que no lo hace para evitarse el golpeteo. Así las cosas, Marko le soluciona el problema al Gobernador. Interprete el significado.
Al contundente aviso no se hicieron esperar las reacciones, algunas prudentes y reflexivas, y otras protagónicas y ególatras, como la de Carlos Medina. Qué paradójico y desmemoriado resulta Medina Plascencia. Ya olvidó que a los guanajuatenses nunca les preguntaron si lo querían de gobernador, él ocupó el puesto por la imposición de Carlos Salinas. En política, hay personas que pretenden ser importantes y otras que quieren ayudar.
Cada partido tiene el derecho de escoger el método que considere adecuado para enfrentar la coyuntura política del momento, y seleccionar así la mejor opción que represente sus divisas. Pero más allá de críticas de banqueta y recetas de pared, los partidos tienen que seleccionar a sus mejores cuadros, que no solo ganen la contienda, que se antoja cerrada, sino que garanticen un buen gobierno. 
¿Por dónde podrían empezar los aspirantes? Podrían iniciar por rehabilitar la política, la buena política, tan desacreditada y malbaratada que ya muy pocos creen en ella, las decepciones padecidas por los ciudadanos han llevado al escepticismo. Por lo tanto, en esta densa atmósfera que se respira, labrarse o tener una buena reputación es un imperativo ético para poder gobernar y avanzar. 
El carisma del líder es muy importante, porque gobernar no significa solamente mandar. Ejercer la autoridad con liderazgo carismático, influye en los ciudadanos para que sigan y acompañen al gobernante, de tal manera que logre activar la energía de la sociedad para lograr transformar. Aristóteles advirtió que la política tenía un rango superior y debía estar orientada a buscar la felicidad social. Una historia de felicidad que se logre, es una historia de progreso político. 
Los aspirantes del PAN a la gubernatura ya están a la vista: cuatro mujeres y tres hombres; y, entre estos, son tres los que sobresalen por sus fortalezas, virtudes y aceptación: Libia, Luis Ernesto y Ale. Cada uno tiene su propio estilo de gobernar, su particular visión de Guanajuato y destellan de diferente modo.
Pero para triunfar, ¿qué características y virtudes deberá de tener el próximo candidato a la gubernatura? De inicio, tiene que ser un apasionado por la verdad, el bien y la libertad. Esto porque, en la difícil tarea de gobernar, quien no tenga estos valores, no será capaz de influir en los otros para cambiar y así mejorar. El líder debe conectar fácilmente con los ciudadanos, debe de tener humildad para escuchar y así acompañar al otro para avanzar y transformar las realidades que duelen, en bondades que curen. El candidato (a) debe de ser gestor de esperanza; si lo logra, habrá trascendido hacia la grandeza y el ciudadano lo elegirá para caminar, de la mano, en la brega de hacer camino al andar. 
La confianza se gana. Servir es inclinarse ante las necesidades de los otros. A partir de ya, los ciudadanos seguirán con atención el desempeño de los (a) aspirantes, porque quieren conocer a sus políticos tal y como son: ángeles o demonios, personas con fortalezas y debilidades, y constatar que ya estén vacunados contra el “hybris” del poder, la locura de la afirmación del “yo”. 
Aunque, aún es muy temprano para decidir, los ciudadanos ya empiezan a decantar sus opiniones a favor de uno de los tres mencionados; así, uno de ellos, día a día, crece en imagen, logros y credibilidad; sin embargo, aún falta contrastarlos con los precandidatos de la oposición. Busque en el firmamento albiazul la estrella que más brille; seguramente, ya podrá distinguirla entre los demás. Los astros se empiezan a alinear…

P.D. Qué extraño que Ale se excuse de viajar a Singapur con otros alcaldes y funcionarios estatales.
 

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