La abuela tiene razón.
Escoba, ¡Vuela!.
El topo que necesitaba anteojos.
¡Saludos infantiles con olor a inocencia! Siempre será ventajoso ser lector, tener el gusto por la lectura. Ser amigo del libro es tener ya un privilegio, es tener la oportunidad de alimentar las neuronas leyendo. De ir realizando enlaces neurológicos que más adelante estarán al servicio de nuestro crecimiento intelectual preparando la etapa para llegar a ser talentosos, de tener a nuestra disposición un vocabulario más extenso y más conceptual. Por eso mismo, estamos además adquiriendo la habilidad de comunicarnos y de entender mejor lo que se nos comunica.
Divirtámonos leyendo: LA ABUELA TIENE RAZÓN: “Cacao el koala, va a visitar a su abuela. Al llegar, la encuentra terminando un tejido. -¿Qué es lo que estás tejiendo, abuela? —¡una bufanda, querido! -¡Pero es demasiado larga! -ven conmigo y comprenderás… Arturo, el avestruz, está sentado a la sombra de un árbol gigante – ¡Le duele la garganta! —explica la abuela. ¡Tienes razón! —responde Cacao—, hace falta una larga bufanda para proteger su largo cuello. —Y masticar algunas hojas de eucaliptus, ¡para matar a los microbios! —agrega su abuela, entregándole su remedio al pobre Arturo. Que se lo agradece”.
ESCOBA, ¡VUELA!: “La bruja Gertrudis tiene una cita con su amiga Enriqueta. A la hora de salir, va a buscar su escoba voladora, que guarda dentro del armario. Justo cuando está a punto de partir, dice: —¡Uf! he olvidado la fórmula mágica para hacerla despegar! ¡Cuervo desplumado! ¿Murciélago quisquilloso? ¿Araña enmohecida? ¿Insecto aplastado? Ninguna de esas palabras mágicas hace volar a la escoba. — ¡Tengo tan mala memoria! ¡y bueno, ya que te tengo, aprovecharé para hacer la limpieza! ¡Pfuuiii! Gertrudis es arrastrada por los aires. ¡Limpieza! esta era la palabra mágica que hace despegar a las escobas voladoras. Gertrudis parte rumbo a su cita, ¡dejando la casa de las brujas llena de polvo!”.
EL TOPO QUE NECESITABA ANTEOJOS: “El topo Tomás es el encargado de distribuir el correo a los habitantes del bosque. Desgraciadamente, se confunde seguido, causando, por ejemplo, que la vaquita de San Antonio reciba las cartas del oso, y la ardilla, las del jabalí. ¡Esto no puede seguir así! protestan los animales. —Yo tengo la solución a nuestro problema —dice, tranquilo, el astuto zorro. Se dirige hasta su guarida, de donde trae un par de anteojos, que un día encontró en el bosque. Probablemente, alguien que había estado paseando por allí los perdió. El zorro le regala los anteojos al topo, que, de esta manera, logra leer correctamente las direcciones. ¡Por suerte, desde ese día, Tomás no se ha vuelto a confundir de destinatario!”.
Nos leeremos en la próxima. El Pilón Filosófico: “Si leemos un libro, éste se convierte en un tesoro”. Editorial: El Ateneo. Precio: $139. Capturista: Mónica Caballero.