Ugalde y los panistas
El presidente Andrés Manuel López Obrador “propicia la polarización, es intolerante, genera bandos, genera exclusión, no cree en los contrapesos en el ejercicio del poder y por lo tanto estamos en un momento en el que la democracia mexicana está en un desafío”.
Así lo dijo en la sede estatal panista Luis Carlos Ugalde, quien fuera presidente del Instituto Federal Electoral en la polémica elección de 2006, en la que de acuerdo con las cifras oficiales, Felipe Calderón superó con una ventaja de 234 mil 934 votos al hoy mandatario, que sigue sin reconocer aquel resultado.
Nada que sorprendiera a nadie. López Obrador lleva 20 años hablando pestes de Ugalde y además es lógico que a este le preocupen los afanes de reformar o destazar al instituto, según la versión que prefieras.
“Me parece que es irresponsable e imprudente, que se trata de llevar a la práctica una reforma que va a generar muchos problemas, mucho estrés organizacional y presagia la configuración de una elección muy conflictiva en el 2024”, añadió Ugalde. Terminó su plática y todos se fueron a comer tranquilos.
La indigestión vino en la tarde, cuando Ugalde habló en el PAN municipal y arremetió contra el ‘mediocre’ gobierno de Vicente Fox y recordó como el paisano y luego Calderón habían tolerado la corrupción de muchos gobernadores para llevar la fiesta en paz en el Congreso.
“Quiero que piensen, dijo a su audiencia, cuántos gobernadores del PAN de otras entidades contribuyeron al problema que tenemos hoy. Me pareció vergonzoso no solo lo que hacían estos gobernadores, sino la complicidad del Comité Nacional del PAN que en su momento permitió que hicieran tropelía y media.
“El PAN toleró la corrupción y el Comité Nacional fue cómplice de eso. Cómo no vamos a tener a un López Obrador señalando y diciendo: miren, esos son los que nos quieren gobernar otra vez”, les dijo a los panistas Ugalde, que me temo no será invitado otra vez.
Al menos, el consultor fue comedido con sus anfitriones al aludir a “gobernadores de otras entidades”.
Y es que a muchos guanajuatenses no se nos olvida que uno de ellos fue, de 2006 a 2012, Juan Manuel Oliva, quien escudado en los proyectos y sueños de Calderón -el Bicentenario, la refinería que se quedó en una barda en Hidalgo– aprovechó para incurrir en las conductas que, de acuerdo con Ugalde, acabaron propiciando el desencanto que abonó el camino de López Obrador a Palacio Nacional.
De retos y drogas
Hablábamos la semana pasada de los riesgos crecientes que suponen drogas cada vez más poderosas y de la evidente insuficiencia de la estrategia de la prohibición, que hace agua por todas partes y complica centrar la atención en los adictos.
Pues bien, en la semana que se fue el asunto nos llegó por partida doble, con el caso de los 15 alumnos de una escuela de la capital del estado que se intoxicaron al competir en un reto de TikTok: “el último que se duerme gana”. Como se sabe, los jovencitos consumieron una sustancia controlada que afecta el sistema nervioso central y sufrieron las consecuencias, aunque no hubo nada irreparable que lamentar.
Hasta donde sé, el control de los medicamentos delicados es ahora estricto y conseguirlos es muy distinto de aquella época en que los jóvenes obteníamos en las farmacias, con solo pedirlas, sustancias estimulantes para estudiar durante los exámenes (eran nuestros ‘retos’).
Pero como ha quedado demostrado, no hay barrera que impida el consumo y las ‘benditas’ redes sociales tampoco ayudan. En un artículo publicado este domingo en Reforma, Eduardo Caccia habla de retos como “introducirse un preservativo por la nariz y sacarlo por la boca” y otras tonterías de tal calibre que el articulista llega al extremo de especular que quienes practican algunos de ellos -los mayores de edad, los menores no son capaces todavía de tomar algunas decisiones- son a veces víctimas involuntarias del proceso de selección natural.
El caso es que el consumo de sustancias peligrosas está al alcance de cualquiera, con los riesgos que entraña, y la restricción está lejos de dar resultados. Por lo tanto llama la atención que en pocos días viéramos dos decisiones que van en sentido contrario. La primera y más osada, la de Columbia Británica, una provincia canadiense que decidió permitir la posesión con fines de consumo de pequeñas cantidades de drogas como fentanilo, heroína y cocaína.
“En vez de tratar a estas personas como delincuentes, se les dará cuidado y compasión. Tendrán acceso a información”, indicó Jennifer Whiteside, ministra de Salud Mental y Dependencias, quien recalcó que seguirán siendo ilegales las actividades de producción, tráfico, importación y exportación de estas sustancias.
Columbia Británica, sumida desde 2016 en una emergencia sanitaria por el consumo de drogas, pagó un desgarrador precio para llegar a esta decisión: más de 11 mil fallecimientos por abuso de sustancias, que se convirtió en la primera causa de muerte no natural en la provincia.
La segunda decisión en este sentido, mucho más limitada, surgió en Australia, donde a partir del 1 de julio, psiquiatras autorizados podrán recetar medicamentos que contengan las sustancias psicodélicas psilocibina y MDMA para el tratamiento de determinadas afecciones de salud mental.
La primera de ellas se encuentra en los hongos alucinógenos, cuyo consumo es una tradición de corte casi religioso que según algunos eruditos se remonta a la Grecia clásica (y para qué hablamos de México), mientras que la MDMA es el principio activo de las pastillas de éxtasis.
Será interesante seguir el curso de estas experiencias.
¿Qué ver, qué leer?
No es una novedad, pero las cifras siguen al alza y sorprenden. De acuerdo con Whitepaper, el resurgimiento de la venta de vinilos (acetatos los llamé todo mi vida) sigue su curso y se ha multiplicado por 15 en 12 años, entre 2010 y 2022: el año pasado llegó a 43.5 millones de unidades, una cifra impensable cuando desaparecieron del mapa a causa del predominio de los CDs.
De lejos, la artista que más vendió fue Taylor Swift, que colocó dos de sus discos en la lista de los más exitosos, “Midnights”, con 945 mil copias y “Folklore”, con 174 mil. También con dos aparece Tyler the Creator, que alcanza casi 400 mil discos vendidos.
En la lista figuran venerables trabajos como “Rumours” de Fleetwood Mac, tercer lugar con 243 mil, detrás solamente de Swift y Harry Styles, que colocó 480 mil de “Harrýs House”.
Vestigios de otras épocas que se mantienen en el candelero son “Thriller”, de Michael Jackson, que según Chat GPT “ha vendido aproximadamente más de 66 millones de copias en todo el mundo, es considerado como el álbum más vendido de todos los tiempos” y sumó 169 mil copias en 2022, así como el venerable “Abbey Road”, que permite a los Beatles figurar en la lista.
El dato curioso que revela más que ningún otro cómo han cambiado los hábitos de consumo es que los CDs lideraron la venta de álbumes en 2021, con 41 millones 700 mil unidades, seguido de los vinilos, con 40 millones 600 mil. En formato digital los fans “apenas” compraron 26 millones 200 mil unidades: Es decir, predominan la adquisición de canciones y la suscripción a servicios generales como Spotify, iTunes y demás.
Como sea, en 2021 se vendieron 27 mil 880 tornamesas para los LPs, que según Whitepaper duran 100 años: lamentaré mucho no poder comprobarlo.
MCMH