Nuestra economía no ha crecido en 4 años, a pesar de tener el entorno internacional más favorable en generaciones. Eso es un desastre.

En su reciente columna en El Financiero, “AMLO gana [otra vez] a los catastrofistas”, Salvador Camarena, un periodista que merece mi respeto, dice que el Presidente “ha derrotado a los agoreros del desastre”. Enumera críticas al desempeño económico de este gobierno: “la economía mexicana se derrumbó… la inflación es la más alta en décadas… un sexenio de crecimiento cero… un deterioro significativo del PIB per cápita”, entre otros, incluyendo el posible efecto inflacionario de aumentar salarios mínimos. Camarena parece inferir que esa crítica se exageró porque, de hecho, la economía mexicana creció 3% en 2022 y estima que es injusto no considerar el contexto de “la pandemia y sus catastróficos efectos inflacionarios”.

Le preguntaría qué tendría que haber pasado para que él considerara el desempeño como “desastre”. La economía de México producía 18.5 billones de pesos en 2018 y produjo 18.4 el año pasado, aun creciendo 3% en 2022. Y sí, hoy hay millones de mexicanos más sentados a la mesa para comer de un pastel que en cuatro años no ha crecido, les tocan rebanadas 4.7% más pequeñas. En efecto, hubo una pandemia, pero la hubo para todo el mundo y 38 países muestran mejor recuperación que nosotros. La economía de Irlanda es 37% más grande que en 2019, la de Colombia 12.4%, la de Chile 7.1%, la de Brasil 5.2% y las de nuestros socios comerciales 5.4% en EU y 3.7% Canadá. ¿Inflación? La nuestra fue 20% mayor que la de EU el año pasado (y va al alza, mientras que la suya baja). Quizá porque la 4T dejó morir, literalmente, a cientos de miles de mexicanos y, de paso, también miles de negocios y pequeñas empresas que no recibieron ayuda alguna. En la OCDE ningún país ayudó menos. El cierre de esas entidades hace que, cuando se reabre la economía, hay menos capacidad para emplear, para producir y para crecer. Nuestro potencial de crecimiento -que ya era bajo- ha sido devastado por las miopes políticas de este gobierno. Hoy somos más pobres y también más desiguales.

Como propone Camarena, pongamos ese desempeño en contexto. Si en 2018 hubiéramos inventado un escenario de ensueño para México, jamás se nos habría ocurrido que EU tuviera que sacar su enorme capacidad industrial de China (por temas geopolíticos), ni que el destino idóneo fuese México, porque una pandemia confirmó las ventajas logísticas de moverla al país vecino. No se nos hubiera ocurrido que EU, nuestro socio, tendría hoy el menor desempleo desde 1969, por lo cual nuestros paisanos ganan más y envían remesas en cifras récord (además de sumar el lavado de dinero disfrazado de “remesa”), y que EU también tendría que mover capacidad productiva a México por escasez de trabajadores ahí (incrementando nuestras exportaciones y el flujo de dólares). No hubiéramos anticipado que, por una guerra, exportaríamos petróleo 50% más caro que al principio del sexenio. Y, en medio de ese entorno fantástico, ¿no crecimos? Con demanda récord en EU por nuestras manufacturas, ¿importamos el nivel más bajo de bienes de capital (relativo al total) desde 1980, dado el desplome en la inversión pública y privada?

Pero tiene razón Camarena, la narrativa la gana el Presidente. No ha “derrotado a los agoreros del desastre”, porque el desastre existe, porque hay 3.8 millones de nuevos pobres, porque tantos no se beneficiaron del aumento al salario mínimo y hoy engrosan las filas de la informalidad, porque entre 2018 y 2020 creció 25% el número de hogares llevados a la quiebra por motivos de salud ante la desaparición del Seguro Popular y el fracaso estrepitoso del Insabi. La gana por mentiroso. La gana porque utiliza su púlpito privilegiado para esparcir otros datos y una narrativa embustera.

Y así como Camarena le exige a la oposición, que en efecto deja mucho que desear, yo le exijo a su gremio. Es función de la prensa presentar la verdad, buscar el dato duro, desnudar el spin político, difundir información fidedigna, orientar al público a partir de investigación objetiva y apolítica. Muchos tienen el valor de intentarlo, pero otros le hacen eco a una narrativa falaz que nos destruye.

@jorgesuarezv

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