Ninguno de los dos. Ni Joe Biden, ni Donald Trump. La mayoría de los estadounidenses quiere un cambio generacional en la Casa Blanca. Eso es lo que dicen las encuestas. El problema es que ni Demócratas ni Republicanos se atreven a decírselo a Biden y a Trump.

Primero lo números.

El 58 por ciento de los Demócratas dice que preferiría nominar a otra persona que no sea Biden, según una reciente encuesta de ABC News y The Washington Post. Estas no son buenas noticias para un mandatario que apenas tiene un 42 por ciento de aprobación por su trabajo en la Casa Blanca.

Viajé a Washington para escuchar y reportar sobre el informe presidencial de Biden. Le llaman, en inglés, el discurso sobre “el estado de la unión”. Pero en esta época fue, en verdad, sobre la enorme desunión que existe en Estados Unidos. En mis 40 años en este país nunca había presenciado un ambiente político tan polarizado.

La cordialidad, respeto y decencia que solía prevalecer en este tipo de eventos ha desaparecido. “Mentiroso,” le gritó a Biden la congresista Republicana Marjorie Taylor Greene, cuando el presidente hablaba sobre cómo reducir la enorme deuda gubernamental. Pero Greene ? más conocida por sus teorías conspirativas y su negativa a reconocer el triunfo electoral de Biden ? no fue la única. Varios congresistas también interrumpieron el discurso de más de una hora del presidente y uno le gritó “Es tu falta” cuando se refirió al tráfico de fentanilo desde México.

Los insultos están saltando la barrera digital.

Es como si las salvajadas y actitudes agresivas que prevalecen en las redes sociales empezaran a invadir todos los espacios de nuestra sociedad. Cada vez se rompe más esa frontera entre la vida real y la digital. Hay gente que se convierte en su propio avatar. Es lo que los sicólogos llaman el “cuerpo simbólico”. De pronto te conviertes en lo que proyectas. Y es muy difícil separarse de la imagen virtual que te has creado.

Y ya que hablamos de groseros y mentirosos, pasemos a Donald Trump. Los Republicanos tampoco lo quieren de candidato presidencial. El 49 por ciento preferiría a otra persona al frente de su partido. Trump es un “loser”: Perdió ampliamente las elecciones presidenciales del 2020 y muchos de los candidatos que él apoyó en las votaciones del 2022 también perdieron.

Sin embargo, Trump se ha inventado un avatar de ganador y nadie lo puede sacar de ahí. Él se ha inventado la “gran mentira” de que le ganó a Biden en las pasadas elecciones presidenciales y lo más patético son los millones que, según las encuestas, se lo creen. (Nota: el centro del poder en Estados Unidos no está en Mar-a-Lago en Florida.)

La parte más interesante de la encuesta de ABC y The Washington Post es cuando pone a competir a Trump y a Biden. Trump, supuestamente, le ganaría a Biden: 48 por ciento para Trump frente al 45 por ciento de Biden. Pero esta respuesta de los votantes registrados cae en el margen de error. Además, ocurre a 21 meses de las elecciones de noviembre del 2024 y cualquiera cosa podría ocurrir en ese intervalo.

Los principales líderes Demócratas están convencidos que Biden le volvería a ganar a Trump. O, por lo menos, ese es el inalterable mensaje que repiten. Eso nos dijeron aquí en Washington a un pequeño grupo de periodistas el líder del senado, Chuck Schumer, y el nuevo líder de la minoría en la cámara de representantes, Hakeem Jeffries.

La verdad es que si Biden, a sus 80 años, se quiere lanzar a otra campaña presidencial, ningún miembro de su partido se va a atrever a retarlo, aunque sea el primer octogenario en la Casa Blanca. Hace poco la cadena NPR se preguntaba: “¿Qué tan viejo es muy viejo para ser presidente?”

Hay, por supuesto, una lista de posibles contendientes entre los Demócratas. Pero ninguno de ellos tiene lo más importante: haberle ganado a Trump. Y la lógica de los “bidenistas” es muy sencilla: Si ya lo hizo una vez, lo puede repetir.

Entre los Republicanos existe una actitud similar hacia Trump. Aunque más que de respeto, es de miedo. Nadie se atrevería a decirle a Trump, de 76 años, que no busque nuevamente la candidatura del partido Republicano. La joven gobernadora de Arkansas, Sarah Huckabee Sanders, quien alguna vez fue vocera del gobierno de Trump y tiene 40 años, abordó el delicado tema en su respuesta al discurso del presidente Biden al decir que “llegó el momento de tener un nuevo liderazgo dentro del partido Republicano.” Sin embargo, no se atrevió a mencionar a Trump por nombre.

Es muy posible que pronto sepamos contra quién se enfrentará Trump dentro de su partido. Los nombres que más suenan son los del gobernador de la Florida, Ron DeSantis, y la exembajadora ante Naciones Unidas, Nikki Haley. Pero, ciertamente, nadie quiere ser el primero en anunciar su candidatura. Eso le aseguraría los típicos y brutales ataques “trumpianos” en la selva de la internet.

Aquí es importante apuntar que en ambos partidos hay jóvenes políticos dispuestos a probar ideas nuevas, a trabajar con la oposición y a ser más inclusivos en un país cada vez más diverso. No es posible que en pleno siglo XXI la única alternativa política sea Biden contra Trump y una constante polarización.

Estados Unidos está atorado: Lo nuevo ya nació, pero no sabe cómo dejar atrás el pasado.

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