Con tristeza acabo de enterarme del fallecimiento del profesor Rodney Loudon acaecido el pasado veinticinco de diciembre en Inglaterra. A lo largo de mi formación como físico tuve la fortuna de tener extraordinarios profesores. 

En la Universidad Autónoma Metropolitana unidad Iztapalapa, en la Ciudad de México gocé del ejemplo y sabiduría de tres grandes científicos mexicanos: Leopoldo García-Colín (especialista en Física Estadística), Octavio Obregón (especialista en Gravitación y Cosmología) y Eliezer Braun (especialista en Física Atómica y Nuclear).

En Inglaterra, el profesor Rodney Loudon (especialista en óptica cuántica) en Essex y el Profesor Mike Key (especialista en Láseres y Plasmas) en el Laboratorio Rutherford en Oxfordshire, entre algunos otros. Son memorables también en Francia, en la Universidad de París Pierre et Marie Curie, en donde recuerdo con gratitud al profesor J. Ubersfeld (especialista en Electrónica Cuántica) y en Alemania, en la Universidad de Berlín, al profesor H. Eichler (especialista en Láseres).

Todos ellos, sin excepción, han sido o fueron pioneros en sus campos de especialidad en sus países y han dejado una huella profunda y perene.

Durante mi doctorado tuve la fortuna de recibir un curso de “Óptica Cuántica” impartido por el profesor Rodney Loudon. Con su extraordinaria modestia y sentido del humor, en la primera conferencia nos dijo que sus clases estarían basadas en su libro “The Quantum Theory of Light” (Oxford University Press) añadiendo con irónico ingenio que: “recomiendo este texto no porque sea un libro muy bueno, sino porque como es el que yo escribí es el que mejor entiendo”.

Esta característica de ver la vida con modestia y humor ha sido una peculiaridad de los científicos más brillantes que he conocido a lo largo de mi vida incluyendo a personalidades de la talla de Emil Wolf, Claude Cohen-Tannoudji, Klaus von Klitzing, León Lederman, entre otros.  Sobra decir que aún ahora el libro de “Teoría Cuántica de la Luz” del profesor Loudon es un clásico por su rigor y claridad entre los especialistas del mundo.

Los reconocimientos que en vida recibió el Profesor Loudon fueron muchos y de primer nivel.  Destacan la medalla Thomas Young del Instituto de Física británico, la medalla Max Born de la Sociedad Óptica Norteamericana, el premio Humboldt de la Sociedad Alemana de Física, y el ser admitido como “Fellow” por la Sociedad Real de Inglaterra.  Vale subrayar que en física, los grandes premios (como el Nobel, la medalla Max Born, la medalla Albert Einstein, la medalla James Clerk Maxwell, la medalla Paul Dirac, entre otros) se cuentan anualmente en el mundo en decenas; los nombramientos de “Fellow” otorgados por las principales organizaciones científicas del mundo (como la Royal Society, el Instituto de Física Británico, la Sociedad Norteamericana de Física, la Sociedad Alemana de Física, y otras similares) se cuentan en el mundo en cientos; los nombramientos de “Profesor” (Full Time Professor, Profesor Honorario y otros equivalentes) se cuentan anualmente en el mundo en miles; y finalmente, los nombramientos de académico (Profesor asociado, Profesor asistente y otros equivalentes) se cuentan en el mundo anualmente en cientos de miles o  probablemente en millones. 

Como podemos ver, el reconocimiento científico del profesor Loudon siempre estuvo en el más elevado nivel de la comunidad científica mundial.

Por otra parte, el profesor Loudon era un verdadero caballero inglés en el más completo y generoso sentido de la palabra. En su trato tenía la elegancia y fineza de un aristócrata, gozando de la más amplia cultura y educación y siempre acompañando esto de la máxima sencillez y modestia. Platicar con él sobre cualquier tema era siempre un placer que en mi caso accidentalmente se incrementó debido a que ambos pertenecíamos a la sección de bajos del coro universitario en donde participamos en la presentación de obras como “La Creación” de Joseph Haydn, el “Réquiem” de Wolfgang Amadeus Mozart, “A Child of our Time” de Michael Tippett o la “Pasión de San Juan” de Johann Sebastián Bach, entre algunas otras obras.

Hay personas que embellecen al mundo con su presencia, sabiduría y bondad, una de ellas fue sin duda alguna Rodney Loudon.

 

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