Abundan los ejemplos históricos de decisiones equivocadas avaladas por mayorías. El riesgo crece si un populista popular miente sin recato.

 

¿En qué momento la 4T nos llevó de ser un país que aspiraba a la modernidad y a la prosperidad, a uno que se asienta plácidamente en la mediocridad y el subdesarrollo? Me pareció deprimente la escena del Presidente, los secretarios de la Defensa y Comunicaciones, y gobernadores del Estado de México e Hidalgo participando en un montaje bananero para celebrar el aterrizaje de un vuelo de DHL en el AIFA. No sólo es un patético esfuerzo para viabilizar una obra pública que nunca debió ser, sino que además nos recuerda el enorme provecho que estaríamos sacándole a un aeropuerto que se canceló por capricho e ignorancia. Se subraya la falta que nos hace éste como hub para pasajeros, cuando México se ha puesto de moda como destino turístico. Pero era al menos igual de relevante su importancia logística para el manejo de carga, justo cuando se acortan y regionalizan las condenas de suministro, y Norteamérica está ávida de capacidad, debido a la necesidad de EU de traer de regreso de China la industria ahí instalada (nearshoring).

La mayoría de los mexicanos no entiende el daño que esa arbitraria cancelación hizo (en contra del consejo de los pocos colaboradores de AMLO que entendían sus consecuencias). Tampoco comprenden el enorme daño que hará demoler al árbitro electoral autónomo. Si bien hoy ocupa la silla presidencial alguien de su agrado, el día de mañana puede sentarse ahí alguien a quien detesten, y habrán dinamitado el puente que les dio acceso.

La mayoría apoya a AMLO. Pero la historia nos recuerda cuántas veces la mayoría se equivoca. Más allá del ejemplo trillado del ascenso al poder de Hitler por la vía democrática, las mayorías han respaldado atrocidades como la esclavitud, el genocidio contra las tribus nativas en EU y Canadá, negarles el voto a mujeres y minorías raciales por siglos, la prohibición de matrimonios interraciales, y cientos de casos de violaciones a los derechos fundamentales de minorías. Una mayoría manipulada votó por Brexit, y hoy empiezan a entender su error. Tocqueville advirtió en Democracia en América sobre los riesgos de la tiranía de las mayorías. Éstos se incrementan cuando un líder carismático está dispuesto a mentir sin recato, cuando descalifica a quien sea que tenga una opinión distinta a la suya a partir de ataques ad hominem y premisas falsas, sin debate o argumentos reales.

AMLO habla de honestidad cuando en sus narices el fraude de Segalmex ya duplica la Estafa Maestra. Impunemente roban los recursos para alimentar a los más pobres. AMLO fustiga el salario de los consejeros del INE, pero omite mencionar los 42 millones que cobrará la plagiaria Yasmín Esquivel, esposa de su contratista consentido, como ministra de la Suprema Corte. Crucifica a Felipe Calderón por una presunta complicidad con García Luna, pero visita Badiraguato con frecuencia e insiste en hacerlo sin presencia de la prensa, además de haber ordenado la libreración del hijo de El Chapo y de hoy obstruir su extradición; sabe que los narcos apoyaron a los candidatos de Morena en las elecciones recientes. AMLO presume la sentencia contra García Luna, cuando él no tuvo nada que ver con ese proceso, ni ha movido un dedo para judicializar las acusaciones cotidianas que hace en sus Mañaneras; prefiere denostar sin pruebas a quienes se le oponen. AMLO presume la fortaleza del peso, atribuíble exclusivamente al Banco de México, a pesar de que públicamente ha criticado las tasas altas que lo apuntalan. Presume la llegada de Tesla, cuando ésta ocurrió a pesar de su intervención, y no por ella; a pesar de que dejamos de recibir decenas de miles de millones de inversión extranjera por su miope y trasnochada política energética. Habla de fortaleza económica cuando ha habido nulo crecimiento este sexenio, a pesar del muy afortunado entorno que le tocó.

La única cualidad de AMLO es su facilidad para mentir sin parpadear, para evadir culpas y para colgarse méritos que no le corresponden. El problema es que millones de mexicanos, que están demasiado ocupados subsistiendo, le quieren creer.

 

@jorgesuarezv

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