La frase más famosa de la Music session #53 de la conocida cantante y compositora colombiana Shakira y el DJ Bizarrap, es la de “las mujeres ya no lloran, las mujeres facturan” y ha sido todo un éxito en las redes y hasta en los espacios privados y comunes. 

Niñas que no tienen ni idea de lo que es facturar cantan a coro el enunciado con energía y pasión. No voy a referirme a lo que significa estrictamente facturar sino a todo lo que tener ingresos propios significa para las mujeres, lo cual es el primer paso para tener autonomía económica y por lo tanto fuerza para tomar decisiones y seguir adelante sin tantos apuros.

La expresión “las mujeres facturan” en el sentido de percibir o no percibir ingresos tiene muchas aristas que se pueden analizar. 

Estudios de varios organismos indican que las mujeres tienen menos ganancias económicas que los hombres y que sigue existiendo una gran distancia salarial y muchos obstáculos que impiden reducir esa brecha. 

Primero habría que hacer notar que la mayoría de las mujeres trabajan, pero hay que recordar que el trabajo doméstico en la propia casa, cuidado de hijos, enfermos y ancianos que son familia, no son reconocidos como una labor remunerada. 

Es un trabajo invisible que solo se percibe cuando no se hace; es decir, si la casa está sucia, la ropa no está lavada y no se preparó comida. El trabajo del cuidado se delega a las mujeres y está considerado un deber para ellas. 

Las mujeres que se dedican exclusivamente a estas labores dependen económicamente de otra persona que es por lo general esposo, padre, hermano, y se encuentran supeditadas a una manutención.

Siempre he pensado que la pobreza tiene cara de mujer. La cultura y tradiciones impiden inculcar a las mujeres la importancia de tener un proyecto profesional de vida y no se capacitan para generar ingresos. 

La meta es conseguir un proveedor que satisfaga sus necesidades.  Además, cuando hay ruptura con la pareja, los hijos quedan al cuidado de la madre y la pobreza se hace más grave. 

Ante esta situación muchas mujeres empezaron a trabajar para poder mantener a su familia. Encontraron apoyo para el cuidado de los hijos en las guarderías que por desgracia fueron eliminadas por el presidente actual. El avance que se estaba logrando se convirtió en retroceso.  

Por otro lado, el peso de la economía es tan fuerte que muchos hombres quisieran que sus parejas facturaran y colaboraran con la economía familiar, esto implicaría también una colaboración de ellos en el campo doméstico y así lograr un equilibrio de tareas y responsabilidades del hogar.

Es de elemental importancia mejorar la economía femenina educando desde la infancia a las niñas para que desarrollen sus capacidades y fortalezcan su toma de decisiones. 

Educar mujeres fuertes para que ya no lloren y sí puedan tener una autonomía económica que les permita facturar. Menos lágrimas y más ingresos es el porvenir que Shakira vislumbra para las mujeres.

acentodemujer@hotmail.com 

 

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