Manuel J. Jáuregui

Realmente no importa si los acarreos y la asistencia del mitin de apoyo al régimen programado para el 18 de marzo los pagan los Diputados de sus “dietas” o los fondos salen de los Gobiernos que domina Morena, incluyendo el de la CDMX y su gasto OPACO.

El meollo del problema es el mismo: este régimen COMPRA los aplausos con dinero del erario.

Siendo esto así, qué importa que llenen o no llenen el Zócalo para aplaudir y vitorear a su Mesías Tabasqueño.

El apoyo es COMPRADO, no es espontáneo ni genuino, como lo fueron las marchas en defensa del INE: ésas sí una expresión de ciudadanos libres.

La “contramarcha” que organizan los oficialistas, en cambio, es un ejercicio de acarreo, de compra de voluntades, de despilfarro del dinero emanado de las arcas públicas para sostener a un régimen plagado de autoritarismo y -como lo demuestran los robos en SEGALMEX, ocurridos DURANTE ESTE Gobierno- también de corrupción.

Afirma una y otra vez el redentor tropical, en cuyo apoyo gastan el dinero emanado del pueblo vía impuestos, que él “no es igual”. Sin embargo, su comportamiento es idéntico, sólo que peor, porque, además de abusivo, es descaradamente embustero.

Habrán escuchado que el líder de la bancada oficialista en la Cámara afirmó que los acarreos los pagarán los Diputados y Diputadas de su bolsa, es decir, del sueldo que reciben.

Esto es una justificación para que la gente piense que los CAMIONES que llevarán a la gente los costearon los legisladores.

Ante esta declaración, explicación no pedida, coloréenos -estimados lectores- de un escéptico subido.

Los legisladores morenistas usualmente no disparan ni en defensa propia, mucho menos le regalarán un mitin a su jefazo poniendo de su bolsa.

Lo de ellos es GASTAR el DINERO AJENO, no el propio.

Lo más probable es que realmente sea el Gobierno de la CDMX, el de la “discípula preferida” del ÍDOLO, el que de alguna manera sea el encargado de conseguir el transporte y que la gente acuda, y pudiera ser que también se encargue de los lonches y las sodas para la asistencia asalariada del “movimiento”.

En la anterior manifestación organizada por ellos en desagravio por la primera marcha en defensa del INE, pagaron 300 pesos por persona, aunque algunos de los “encargados” de repartir el dinero pagaron sólo 150 pesos.

Vayan ustedes a saber -amigos lectores- a dónde fueron a parar los dineros que faltaron para completar la “dieta” de los acarreados.

Porque con los legisladores ya sabemos a dónde van a parar: ¡a sus bolsillos, no al de los empresarios camioneros! ¡Y peor en el caso de los líderes de agrupaciones que acarrean a la gente!

Ahora que también el PRETEXTO para organizar la marcha resulta igualmente risible: ¡quesque para festejar la expropiación petrolera de Lázaro Cárdenas en 1938!

Mucho que festejar por tal “logro”.

PEMEX, dicen los oficialistas, es nuestro: es decir, de todos los mexicanos.

¿Querrá esto decir que su enorme deuda de 107 mil millones de dólares, que la convierte en la petrolera más endeudada DEL MUNDO, también es “nuestra”?

¿Y de quién será la responsabilidad -por no decir culpa- del hecho de que PEMEX no logra cumplir las METAS DE PRODUCCIÓN que esta Administración aseguró que lograrían para finales del año pasado?

Le juró este Gobierno al pueblo mexicano que para finales del 2022 PEMEX produciría más de DOS MILLONES de barriles de petróleo DIARIOS.

Ello cuando en realidad no lograron ni 1.6 millones.

Tan mal anda la petrolera “nuestra” que requiere constantes inyecciones de recursos por parte del Gobierno federal.

Hagan de cuenta que tienen un paciente que requiere cinco bolsas diarias de sangre en transfusiones y por ello ¡salimos a celebrar y agarrar el cuete por su salud!

El pretexto es uno, pero en realidad lo que pretenden es sacarle la dolorosa espina que trae clavada el Señor López cuando en febrero le llenaron el ZÓCALO -y las plazas de más de 80 ciudades en TODO EL PAÍS- cientos de miles de ciudadanos protestando por su antidemocrático intento de descuartizar y destazar al INE.

Había fanfarroneado el Señor López que, si le llenaban el Zócalo sus “adversarios”, renunciaba: ¡Y se lo llenaron!

Pero no para apoyarlo, sino para reprenderlo por su reincidente conducta autocrática y antidemocrática.

Encamionado a más no poder ante el hecho de que le dieron agua de su propio chocolate, se le ha metido entre ceja y ceja juntar un número igual o mayor de acarreados y comelonches para demostrar que “las mayorías lo apoyan”.

¡Pues lo apoyarán mientras les dé LANA!

Sin acarreos, ni lonches, ni sodas ni los 300 pesos, ¡quién sabe qué tan dispuesto esté un ciudadano normal a sacrificar su sábado para ir a postrarse ante su ídolo a adorarlo, vitorearlo y aplaudirle!

Pretexten lo que pretexten, siguen siendo y siempre serán los acarreos un pésimo empleo y desvío de los recursos públicos.

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