SE CUMPLIÓ un año de la inauguración del AIFA y el gobierno federal sigue sin lograr que despegue. El fracaso de la magna obra presidencial es el triunfo de una clase media que se ha negado a utilizarlo. Así de sencillo y así de complicado.
QUIENES lo han utilizado cuentan que el “Felipe Ángeles” definitivamente no es la solución al caos en el AICM, pero sí es un aeropuerto funcional y práctico; cómodo porque está vacío e incómodo porque no está bien comunicado. Pero de que es utilizable, de eso no cabe la menor duda. ¿Y por qué entonces no ha despegado? Pues porque la popularidad de AMLO en las encuestas… ¡no vuela!
ES DECIR, el Presidente tomó la decisión de cancelar el NAIM amparándose en una consulta en la que participaron quienes no utilizan el aeropuerto, no sus verdaderos usuarios. Y si a eso se suma el continuo ataque del mandatario contra la clase media, es fácil entender por qué el AIFA es un fracaso. Así que por más que la 4T haga berrinche y obligue a las aerolíneas a trasladar sus operaciones a Santa Lucía, mientras los pasajeros no decidan utilizarlo, ese aeropuerto seguirá sin despegar.
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ANTE la política de apapacho al crimen con eso de “abrazos, no balazos”, ahora resulta que son los propios delincuentes los que están aplicando la ley. O, bueno, lo que ellos creen que es la ley. Dos casos terribles lo demuestran.
POR UN LADO, tras la agresión a cuatro estadounidenses en Matamoros, de los cuales murieron dos, cinco supuestos responsables fueron entregados maniatados por el propio Cártel al que se responsabilizó del ataque. El colmo es que las autoridades de Tamaulipas, empezando por el gobernador Américo Villarreal, dieron por bueno el regalo de la delincuencia organizada y, sin mayor trámite, consignaron y están juzgando a quien decidió la banda criminal.
Y OTRA VEZ el crimen organizado les hizo la chamba a las autoridades con la ejecución de José Noriel Portillo, “El Chueco”, presunto asesino de dos sacerdotes y dos civiles en Chihuahua. Como bien dijo ayer la Compañía de Jesús: “(este homicidio) de ninguna manera puede considerarse como un triunfo de la justicia, ni como una solución al problema estructural de violencia en la Sierra Tarahumara (…) La ausencia de un proceso legal conforme a derecho con relación a los homicidios implicaría un fracaso del Estado mexicano frente a sus deberes básicos y confirmaría que en la región las autoridades no detentan el control territorial”. ¿Así o más claro?
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SE SUPONE que los morenistas no son iguales, pero a veces son peores. Ahora se sabe que para el ejercicio de revocación de mandato, la agrupación “Que siga la democracia” presentó las supuesta firmas de… ¡15 mil muertos! Podría parecer de risa si no fuera porque la transa de la agrupación que encabeza Gabriela Jiménez Godoy va más allá de una simple travesura, ya que hay una clara intención de cometer fraude electoral. ‘Ora sí que con las firmas de los muertos… ¡se pasaron de vivos!