LA CONTIENDA por la candidatura presidencial de Morena está bastante ruda y no parece inspirada en el dichoso “humanismo mexicano” que pregona el Presidente. Resulta que hasta ahora se han presentado 36 denuncias por actos anticipados de campaña en contra de las “corcholatas” de AMLO.

LAS QUEJAS ante autoridades electorales, federales y locales, se reparten así: 16 contra Marcelo Ebrard, 16 contra Adán Augusto López Hernández y 4 contra Ricardo Monreal. ¿Falta alguien? Pues resulta que el principal denunciante es un tal Rodrigo Antonio Pérez Roldán.

ESTE espontáneo y desinteresado denunciante ha participado en 23 de esos recursos de queja: 14 contra el canciller, 6 contra el titular de Gobernación y 3 contra el senador zacatecano. ¿Y quién es Pérez Roldán? Pues un activista con línea directa hacia Arturo Manuel Chávez López, asesor del gobierno de Claudia Sheinbaum. ¿Casualidad? Más bien causalidad.

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ESTA OBRA podría llamarse “Crónica de un PRI-Mor anunciado”. Resulta que ante las múltiples y reiteradas denuncias de los nexos con la 4T de las y los finalistas para el INE, quien salió en su defensa fue el priista Rubén Moreira.

EL COORDINADOR parlamentario sacó un video para asegurar que el PRI no ve naaada raro en que existan vínculos políticos, conyugales y hasta sanguíneos entre quienes podrían convertirse en consejeros electorales y diversos personajes del régimen. Y si lo dice Moreira, pues hay que creerle porque es un experto en eso de aprovecharse de las ligas familiares para fines personales. No en balde heredó de su hermano Humberto la gubernatura de Coahuila.

LA PREGUNTA en este caso no es para ningún priista, sino para el panista Marko Cortés: ¿pondrá la otra mejilla en esta nueva puñalada política de sus aliados?

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AL GRITO DE “¡Ya se la saben, mis empresarios: cáiganse con sus precios o me los quiebro!”, el presidente de la República aplicó en vivo y en directo, desde la mañanera, una desconcertante presión en contra de una empresa legalmente establecida.

PESE A QUE en México -se supone- que no existe el control de precios, Andrés Manuel López Obrador ordenó al procurador del consumidor, Ricardo Sheffield, hablar con la empresa gasolinera Valero porque “se están pasando” con sus precios. Y en una escena digna de cualquier novela de Mario Vargas Llosa sobre caciques latinoamericanos, el mandatario agregó que si no bajan sus precios, ñaca, ñaca, tomará otras medidas.

PARA LA NOCHE, los directivos de Valero ya habían aceptado la propuesta imposible de rechazar del gobierno. Si lo hubiera hecho un gángster, sería una extorsión. Pero como lo hizo el jefe del Ejecutivo, no tiene nombre.

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EN LA Cámara de Diputados avanzó la reforma que permitirá a extranjeros opinar sobre asuntos políticos en México. Ahora ya nomás falta una ley que permita a los mexicanos opinar sin ser atacados desde el poder.

 

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