“La mayoría tiene la fuerza de su lado, infortunadamente, pero no tiene la razón”. Henryk Ibsen, un enemigo del pueblo. 

Sí, por supuesto que hay un plan C, dijo ayer el presidente López Obrador: “Que no estén pensando que ya se acabó todo”, después de las suspensiones otorgadas por la Suprema Corte contra la aplicación del plan B. “Ahora hay un plan C: que no se vote por el bloque conservador para que siga la transformación. Ni un voto a los conservadores, sí a la transformación”.

El Presidente está usando su tribuna, una conferencia de prensa oficial financiada con fondos gubernamentales, para llamar a votar por los partidos de su gobierno y no entregar un solo voto a la oposición. Bajo las leyes mexicanas es una utilización indebida de recursos públicos. Quizá en Estados Unidos y otros países a nadie le extrañe que el presidente llame a votar por su partido, pero en México estas peticiones fueron decretadas ilegales por la reforma electoral de 2007. La restricción surgió para evitar declaraciones como las de Vicente Fox cuando era presidente que descalificaba al candidato López Obrador. Yo protesté contra esta censura en 2007 ante el entonces senador Pablo Gómez. Ahora a AMLO también le molesta. ¡Positivo!

No es esta la primera vez que el presidente hace un llamado a no dar un solo voto a quien considera un enemigo. Ante las amenazas de algunos legisladores republicanos de promover una acción militar estadounidense contra el crimen organizado en nuestro país, el presidente afirmó: “Vamos a estar insistiendo de que ni un voto de los mexicanos, ni un voto de los hispanos, para los republicanos”.

Sin embargo, hay que recelar siempre de las posiciones políticas que buscan aniquilar a los adversarios. Las verdaderas democracias entregan el poder a las mayorías, pero respetan los derechos de las minorías. Los regímenes que se precian de obtener votaciones unánimes o abrumadoramente mayoritarias no son democráticos. Ahí está el caso de Cuba, país que el presidente López Obrador considera ejemplo de resistencia y dignidad y que acaba de tener elecciones a su Asamblea Nacional este pasado 26 de marzo. Si bien todavía no hay resultados oficiales, con excepción de que votó el 75.92 por ciento del electorado, nadie espera una sorpresa. Se disputan 470 escaños, pero solo hay 470 candidatos. Sí, un candidato por cada elección. En Cuba solo hay un partido legal, el Comunista. Los candidatos, que ya sabemos ganarán sus escaños, elegirán después a un presidente de la república, pero ya sabemos que el ganador será Miguel Díaz-Canel, el actual presidente y líder del partido único.

El sistema electoral mexicano que tanto irrita al Presidente nos ha dado a los mexicanos, en cambio, gobiernos muy diversos. El 70% de las elecciones que ha organizado el IFE, hoy INE, han sido ganadas por la oposición. La alternancia pacífica en el poder que ha conseguido este sistema es particularmente loable porque nunca la habíamos gozado en la historia del país. La equidad que garantizan nuestras actuales instituciones electorales permitió a López Obrador, por ejemplo, fundar un movimiento en 2011 que se convirtió en partido político en 2014 y que lo llevó a ser electo presidente en 2018 con mayorías absolutas en ambas cámaras del Congreso. Solo un buen sistema electoral genera estos resultados.

Echarlo todo por la borda, como pretende el presidente, es sumamente peligroso. Quizá todo gobernante sueñe con dejar a su oposición sin un solo voto en una elección, pero en una verdadera democracia respetar la representación de las minorías es tan importante como ganar. 

Himno

AMLO escribió el himno del PRI de Tabasco, pero hoy no falta quien quiera imitarlo. El Ejército ha compuesto el himno del AIFA: “Vuelan, vuelan hacia los cielos las aeronaves en libertad”. Y ahora Layda Sansores ha divulgado el himno del tren maya: “¡Súbete al tren, guerrero jaguar!”. Le hacen daño al Presidente. 

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