Cuando en un país el funcionamiento del estado de derecho impide que la población se encuentre en continua zozobra por las guerras entre delincuentes, como es el caso de Chile, las muertes por accidentes de tránsito ocupan un lugar mucho más destacado que los homicidios dolosos. De forma tal, que ese mismo estado de derecho aboca sus esfuerzos en instruir a sus ciudadanos para conducir mejor y prevenir posibles accidentes.
La lógica de este manual, al que llegué por recomendación de un amigo que vive en ese país desde hace unos años, es palmaria: “Se estima que en Chile los costos de los accidentes de tránsito alcanzan el 2% del PIB según las cifras de la OMS. Si este dinero fuera invertido en educación, vivienda, salud, ayudas sociales, imagine el beneficio que representaría para nuestra sociedad. Si saca la cuenta, cada ciudadano paga una media de poco más de 6 millones de pesos anuales, sólo considerando los costos por los accidentes de tránsito posibles de valorizar.”
Me fue imposible encontrar una estadística análoga al caso mexicano, pero seguramente rivalizaría con la de años perdidos por muerte prematura (APMP), que nos permite asomarnos a la magnitud de la violencia experimentada por México en los últimos sexenios.
Si observamos la laxitud de las autoridades de tránsito en nuestro país y a la manera en que manejan muchos de nuestros compatriotas, es un verdadero milagro que las estadísticas de accidentes no reflejen los resultados epidémicos que reportan la diabetes o las enfermedades cardiovasculares. No en vano somos guadalupanos…
Busqué información sobre libros similares, editados por autoridades mexicanas, y me sorprendió su inexistencia, así que por ello comparto esta semana este ejemplar chileno pues abarca áreas como el funcionamiento del automóvil, la convivencia vial, las normas de circulación, la conducción en circunstancias especiales (oscuridad, carga, autopistas, etc.), seguridad vial y responsabilidades de los conductores. Esto último, pues: “Debe saber que mientras conduce un automóvil corre riesgos y que un comportamiento incorrecto en estas circunstancias puede poner en peligro su vida y la de los demás. La inexperiencia, la imprudencia y la falta de formación de los conductores son el mayor riesgo a la hora de conducir.”
La claridad y precisión de las descripciones, sus ejemplos prácticos y cuidado didáctico en las explicaciones lo hacen apto para cualquier persona que desee mejorar su forma de manejo. Pues como lo dice el mismo manual: “Los accidentes tienen en su mayoría poco de accidentales. Hay que cambiar los esquemas, ser conscientes, adquirir una percepción del riesgo objetiva y darse cuenta que la mayoría de los accidentes son evitables.”
Gracias a la Comisión Nacional de Seguridad de Tránsito de Chile que lo edita y mantiene de forma gratuita junto a toda una pléyade de textos sobre seguridad vial en: https://www.conaset.cl/manuales/
Comentarios a mi correo electrónico: panquevadas@gmail.com