Cuando la Feria Internacional del Libro de Guadalajara cumplió 25 años (08/12/2011) escribí una carta pública dirigida a Raúl Padilla, para felicitarlo como fundador y director de la FIL, inaugurada en 1987. Recuerdo que al día siguiente me llamó para agradecer mi gesto, hoy, que ha muerto se la quiero reenviar a donde quiera que se encuentre.
Querido Raúl: Hace muchos años perteneces al mundo de los libros. Desde que estudiabas en la Facultad de Filosofía y Letras de UDG, creaste, junto con unos amigos, una librería, más bien, fue un centro cultural, el cual no podía tener otro nombre que el de Don Quijote. En 1980, por primera vez, en el marco de la feria municipal del libro en Guadalajara, hiciste el intento de organizar una gran expo de libro. Uno de tus objetivos era traer libros al precio que lo daban las editoriales. Como era de esperarse, hubo un desencuentro con las autoridades locales y del mundo librero. ¿Por qué? Por los descuentos. La primera FIL de Guadalajara surgió gracias al apoyo del ex gobernador Enrique Álvarez del Castillo. “Le gustó mucho la idea, era un gobernador muy sensible a los aspectos culturales, era un hombre muy culto, un gran lector; el gobierno del estado de Jalisco financió la realización de las dos primeras ferias. Los excedentes de la recuperación de las dos primeras permitieron que la tercera se hiciera con mayor dimensión. En ese entonces entré como rector y creí que lo más conveniente que podía hacer en materia cultural era apoyar la Feria y así se hizo la cuarta y la quinta; a partir de la sexta, ya fue autofinanciable”, le dijiste en una entrevista a un diario de la capital. Pero fueron más las dificultades que los instrumentos para lograrla. “Las editoriales a las que invitábamos reaccionaban con escepticismo. Entonces, la industria editorial estaba concentrada en la ciudad de México; desplazarse a una ciudad de provincia que apenas le representaba tres por ciento del mercado en la venta de libros no se justificaba porque no iba a sacar ni los gastos. Sin afán de señalamiento, sino como constatación de lo que a veces nos sucede, esperábamos un apoyo del sector hotelero y restaurantero y la verdad es que no lo hubo por escepticismo”.
Eso fue por los años ochenta, pero hoy que la FIL ha cumplido 25 años, es todo un éxito. Habiendo sido su principal promotor, no cobras un centavo y reconoces que ya no eres indispensable para la FIL, como le dijiste a Montserrat Mauleón Lee. Es cierto que ahora la FIL marcha solita, y lo hace muy bien si consideramos que este año fueron 659 mil 898 asistentes (50 mil más que el año pasado), que hubo una oferta de mil 935 editoriales de 43 países, que se realizaron 53 foros literarios, 22 eventos académicos y que 150 mil 201 niños participaron. Bueno, nada más en internet, durante los nueve días que duró la feria, 3 millones 634 mil 869 participaron en su página web.
En la FIL de este año, hubo cinco momentos que me hicieron sumamente feliz: mi visita a Tlaquepaque; el discurso de Fernando Vallejo, el día de la inauguración; la firma de mi libro La puerta falsa (Editorial Océano); la presentación del libro El arte de ser abuela (Editorial Endira), presentado por Kathryn Blair y Óscar Gabilondo Soler, y el diálogo, en la sala Juan Rulfo, entre Herta Müller y Mario Vargas Llosa. Permíteme transcribirte, mi querido Raúl, lo que escribí en mi cuaderno. Las citas son del autor de La fiesta del chivo. Retomo literalmente sus palabras, porque creo que en estos momentos cobran mucho valor (ya sabes por qué…) y hacen mucho bien.
“Cuando me encuentro triste vuelvo a leer el pasaje de la muerte de Madame Bovary, para encontrar y recordar la belleza de la escritura. Y aunque lo he leído muchas veces, porque fue la mujer de la que siempre he estado enamorado… Para mí las novelas más importantes del siglo XX y XXI son: Ulises, de Joyce; Luz de agosto, de Faulkner; La montaña mágica, de Mann; La condición humana, de Malraux; y como forma narrativa incluyo algunos cuentos de Borges”. (Vargas Llosa).
Hasta aquí con la carta que te escribí hace 12 años. En lo que se refiere al título de mi libro: ++La puerta falsa++ allí me refiero a varios suicidas célebres, quién me iba decir ahora que tú también optaste por partir por la puerta falsa, jamás lo hubiera creído. No me acuerdo donde leí que los suicidas quieren matarse pero no morir es una forma de trascender y en tu caso, Raúl Padilla continuará viviendo mientras la FIL exista. Que así sea.
Por todo lo anterior, no me resta más que agradecerte y decirte, hasta la FIL 2923, mi querido Raúl. GL