Las encuestas verdaderas miden la percepción de los electores sobre los posibles protagonistas del quehacer político, siendo gobierno o intentando serlo. Sus datos nos arrojan tendencias, pautas, de cierto no siempre son atinadas, salvo cuando la opinión es notable y va de la mano con una amplia aceptación pública. Su servidor, suele cruzar los datos de por lo menos cuatro o más empresas encuestadoras sobre un tema o un personaje, siempre me digo, que una encuesta no hace verano.
Una encuesta por ser verdadera, por si misma no significa que sea determinante, porque una vez hecha su revelación es un punto de referencia para afectar la opinión pública, y en política suele no actuar en un solo sentido. Se genera una llamada de atención, entre los diferentes actores actuantes sobre un mismo propósito. Lo que es hoy, puede ya no ser mañana, si la tendencia favorable o desfavorable es atajada, contenida o desviada. Igualmente, las encuestas falsas, no por serlo, significan que no vayan a tener un impacto favorable o desfavorable sobre el sentido de su realización. La encuesta hoy, en la vida política, es una postal del momento de un personaje con maquillaje, o sin él, y se convierte en un escenario sobre el que se puede interferir, y no solo inferir.
Pero detrás de las encuestas políticas, hay rostros e historias, hay números y resultados, hay consensos y disensos, hay dinero bueno y malo, hay acuerdos y rupturas, hay intereses particulares y colectivos, y todo ello porque la competencia política ofrece como meta, un solo lugar, en el que no todos los participantes pueden estar o usar. De esta manera, la competencia se puede convertir en una guerra encubierta.
Los datos electorales de la participación política de los partidos, y de los protagonistas, son muy reveladores, nos permiten tener una visión de su papel en las campañas electorales, pero también entenderlos como un gran proceso político, que nos data y nos permite ubicar el destino final de un partido o de un protagonista. Lo diré con las sabias palabras de mi abuela, nos daremos cuenta que hay macetas que nunca pasaran del corredor.
Usted, al igual que yo, ha escuchado frases como los números no mienten, lo números son fríos, y de cierto, los resultados electorales son el resultado de un desempeño, y los números cobran vida, señalan, acusan, reprueban, nos muestran la verdadera cara y pretensiones de lo que llamamos técnicamente, organismos de representación social o representantes populares: sus números nos dicen, si unos u otros, o ninguno, representan nuestro interés en la construcción de una sociedad de bienestar y felicidad.
Déjeme contarle que las elecciones municipales son el piso desde donde se despunta la construcción de los resultados electorales, y por lo mismo, son la clave para entender cómo se puede jugar con el destino de un candidato, de un partido, y lo peor de un territorio. Los partidos políticos y sus personajes, a lo largo de su participación en las elecciones han dejado una huella imborrable que los delata o los revela como responsables.
En principio, le comento que, en la elección del 2021, el PAN obtuvo 822,385 votos, que equivalen al 40.6%; Morena obtiene 420,860 votos, el 20.8%; el PRI obtiene 145, 635 votos, equivalen al 7.2% del padrón electoral; Movimiento Ciudadano obtiene 101,295 votos, el 5%; el Partido Verde, recibe 99,343, el 4.9%; el PRD, 22,428, el 1.1%; el PT, 39,976, el 1.9%. En otro apartado como coalición, el PRI, en alianza con el PRD, obtienen 126,301 votos, el 6.2% del padrón electoral, y surge una candidatura independiente que obtiene 51,001, el 2.5%. Todos esos números suman una cantidad de 2,021,335 votos, repartidos de diferente forma en los 46 municipios que integran el estado de Guanajuato.
Ahora bien, con el 40.6% de los votos, el PAN gana 22 municipios; Morena con el 20.8% gana 3 municipios; y el PRI con el 7.2% gana 3 municipios; el Verde con el 4.9% gana también 3 ayuntamientos; MC con el 5.0% gana dos ayuntamientos; Nueva Alianza con el 2.7% gana 1 ayuntamiento; el PRD con el 1.1% gana 2 ayuntamientos. Si usted observa con detenimiento los porcentajes no corresponden en una lógica normal, al porcentaje obtenido, por ejemplo: Morena obtiene el 20% de los votos y gana solo tres municipios; otro; el PAN gana 22 municipios con el 40.6%, y Morena –nuevamente- con la mitad de esos votos, gana 3 municipios.
Y otro más, el PRI con el 7.2% gana tres municipios. Parece absurdo, pero no lo es. Para colmar la duda, le comparto, RSP –Partido que perdió el registro por no alcanzar el tope del 3% nacional- con el 1.9% de la votación estatal, gana 2 municipios (San Diego de la Unión, y Jaral del Progreso). Para redondear la idea anterior, en la coalición PRI-PRD, con el 6.2%, ganan 7 municipios (Jerécuaro, Tarimoro, Ocampo, Uriangato, Tarandacuao, y San Luis de la Paz).
Para cerrar en números la elección del 2021 de Ayuntamientos: el PAN gana 22 alcaldías, Morena 3, PRI 3, Verde 3, PRD 2, Candidatura Independiente 1, RSP 2, Nueva Alianza 1, Coalición PRI-PRD 7 Ayuntamientos. ¿Qué nos revelan estos números? En principio la representatividad en número de población del partido; la representación en número de Ayuntamientos; la representatividad política de los Partidos, y un posicionamiento político en función de su responsabilidad gubernamental.
Pero desde luego, en todo lo anterior lo que brinca es una ASIMETRIA entre la votación de Morena y los resultados obtenidos. ¿Esto tiene una explicación? Desde luego que sí, y tiene que ver con una falla estratégica: la carencia de planeación, y metodología para instrumentar y medir procesos de crecimiento o decrecimiento, e intervenir en ellos. Para que no quede duda, con el 40.6% el PAN gana 21 diputaciones locales, y Morena con el 20.8%, obtiene solo una diputación local por votación directa.
Para ejemplificar lo anterior, el PAN tiene un municipio estratégico en donde trabaja todos los días, es León. Este municipio concentra el 25.8% de los electores de todo el Estado (1,184,640); votaron 540,585 leoneses, y representan el 26.6% de todos los electores de la elección 2021 para Ayuntamientos. Y para repensar los datos, el PAN de la mano de Alejandra Gutiérrez Campos obtiene 323,452 votos y gana la Alcaldía; en segundo lugar, queda Ricardo Sheffield con 115,308 votos, con el voto del 21.3% de los votantes leoneses; pierde por 3 a 1. La votación de Sheffield a nivel estatal en León representa el 5.61%, mientras que la votación de Alejandra Gutiérrez es del 15.9%, casi tres veces más.
Los datos que nos arroja la elección 2021, son que mantiene su predominio el PAN, eso podría ser una perogrullada, pero no es así, en virtud de un escenario ganador de Morena en todo el País. Lejos de ello, en Guanajuato la dispersión, el conflicto interno, la falta de planeación, la politiquería, han abonado a un terreno fangoso en donde el que no cae, resbala. La falta de vida democrática interna dentro de Morena, no ha generado estructuras sólidas para la competencia electoral, y para la unidad ideológica, programática, y mucho menos para la acción política.
Las fake polls pueden generar una impresión ganadora a partir de cifras, pero no responden al interés y a la información que se requiere para salir a votar de manera consiente y convencida. Utilizarlas en los medios de comunicación de forma reiterada para que funcionen como anzuelo electoral, es muy grave porque desalientan la incorporación y participación efectiva de los ciudadanos en el próximo proceso electoral.
Los números no mienten, y a pesar del decrecimiento del 10% del PAN en la elección para gobernador en el 2018, no significa que Morena pueda remontar por arte de magia y simpatía el 50% que se requiere para llegar a un empate técnico. En ambos casos, para el PAN y Morena, el dilema entre sostenerse y avanzar es una pesadilla, porque el PAN no crece desde el 2000, y Morena no puede basar su crecimiento -disperso y asimétrico- en la figura del ciudadano López Obrador, sin correr el riesgo de desplomarse o hundirse como el Titanic el 15 de abril de 1912.
Revolcadero.
“Tendencias y perspectivas electorales para la elección de gobernador en el 2024-2028”, es el título de mi conferencia presencial que se realizará el sábado 22 de abril del presente en esta ciudad. ¿Celebrar la guerra con eventos deportivos, exposiciones, baile, cine, y más, es algo cuerdo? ¿Cuándo festejan las desapariciones, las fosas clandestinas y los ejecutados? Alguien necesita oxigenación en el cerebro.