A las 10 de la mañana del 16 de febrero de 2022, tres expertos en recopilación de inteligencia y vigilancia encubierta llegaron a un exclusivo restaurante situado al norte de Tel Aviv: el Greco Ozari.
Eligieron una mesa y pidieron de comer y de beber, aunque en realidad buscaban el sitio idóneo para instalar cámaras y micrófonos.
Ese día, el subsecretario de Gobernación Alejandro Encinas y el ex director de la Agencia de Investigación Criminal de la desaparecida PGR, Tomás Zerón, iban a reunirse en secreto.
Esta información fue dada a conocer el pasado 7 de abril por el periódico más importante y de mayor circulación en Israel: Yedioth Ahronoth, al que Zerón concedió una entrevista exclusiva.
Zerón llegó al restaurante a las 12:30; Encinas, unos minutos después. La conversación duró cerca de tres horas, según la publicación firmada por los periodistas Ronen Bergman e Itai Ilanai, durante las cuales Encinas “habló y habló”.
El funcionario mexicano ignoraba que estaba siendo grabado. El Gobierno de México, continúa el diario, no informó a las autoridades israelíes que el encuentro iba a realizarse.
De acuerdo con lo publicado en Yedioth Ahronoth, Encinas declaró “con toda sinceridad” que ni él ni el presidente López Obrador querían encarcelar al extitular de la AIC, a quien en México se acusa, entre otras cosas, de tortura, así como de desviar y entorpecer la investigación del caso Iguala. Sostiene el diario que Encinas dijo: “No te culpo, ni te hago responsable de nada… Ayúdame a descifrar todo esto”.
Ha trascendido que el audio de la conversación está en poder del diario estadounidense The New York Times.
Encinas habría dicho también que sabe que Zerón no es culpable de haber recibido millones de dólares en sobornos de las empresas de inteligencia israelíes a las que la PGR compró el famoso software espía Pegasus.
Se especula que estas mismas empresas financiaron la fuga del ex director de la AIC, y que hoy mueven todas sus influencias para que no sea extraditado a México. Los periodistas israelíes afirman que les es difícil pronunciarse sobre la materia porque el círculo de amigos que Zerón creó en Israel forman parte de dichas empresas. Reconocen, sin embargo, que no se ha hallado evidencia de que gracias a esas amistades el gobierno israelí se haya negado a entregarlo a México.
En la entrevista, Zerón dice que un día despertó y vio que el gobierno de López Obrador le había retirado a sus escoltas: “Comencé a recibir mensajes de que la situación no era buena… me di cuenta de que debía irme de vacaciones al extranjero”.
A mediados de 2019, no se sabe cómo, entró a Canadá, y luego voló a Israel con visa de turista. Ahí solicitó asilo, alegando una persecución política a partir de acusaciones “falsas y fabricadas”.
Según Yedioth Ahronoth, Encinas confesó hacia el final del encuentro lo difícil que era para él lidiar con la corrupción de los más cercanos al presidente López Obrador. Relata el medio que el exdirector de la AIC rechazó acogerse a un criterio de oportunidad.
Dijo que “tendría que ser muy ingenuo” para volver a México a mitad de una campaña de persecución política.
De acuerdo con los periodistas Bergman e Ilainai, una fuente gubernamental reveló que el hecho de no haber informado a las autoridades del Ministerio de Justicia que la reunión iba a celebrarse podría ser “el último clavo” en el ataúd de la solicitud de extradición de Zerón.
El diario recuerda, además, que en un acto completamente inusual y ajeno a los canales diplomáticos, el presidente López Obrador escribió una dura carta al Primer Ministro israelí, reclamando la extradición. Al no obtener respuesta, las instalaciones de la embajada de Israel en México fueron atacadas y “destrozadas”.
Tomás Zerón habló de su vida y de su nueva faceta como empresario restaurantero, habló del caso de tortura del que se le acusa, reconoció haber empleado Pegasus, pero solo “para perseguir criminales”, repitió su versión sobre los hechos de Ayotzinapa, y se adornó ante los periodistas relatando su supuesta participación en la captura del “Chapo”.
La parte más dura de la nota corrió a cargo de la abogada del exfuncionario, Liora Turlevsky, quien señaló que en el caso Ayotzinapa se está apuntando al hombre equivocado y anunció su intención de publicar “las decenas de miles de documentos confidenciales” que Tomás Zerón tiene en su poder.
De acuerdo con la abogada, Zerón no está dispuesto a firmar acuerdo alguno “con el gobierno corrupto mexicano”.
No hay que leer mucho entre líneas para entender el mensaje que se está enviando desde Tel Aviv.
El exdirector de la AIC empleó Pegasus y tiene en su poder decenas de miles de documentos confidenciales que involucran al “gobierno corrupto mexicano”.
Alejandro Encinas se fue a meter ingenuamente a una ratonera y todo lo que dijo aquel día quedó grabado.
La historia no ha terminado: la moneda de la extradición está en el aire y aún falta saber quiénes eran y por qué llegaron ahí los misteriosos expertos que grabaron el encuentro en el restaurante Greco Ozari.
@hdemauleon