Luego de la gran movilización ciudadana en defensa de las instituciones electorales, los propios PAN y PRI aseguraron que jamás apoyarían una reforma que vulnerara al INE o al Tribunal Electoral. Vetustos políticos, personajes del pasado, salieron a tomar oxígeno y aprovecharon para pasar lista con la sociedad civil, protestando por las reformas al INE. Con los ojos en blanco y cara compungida, coreaban que “el árbitro electoral, INE, no se toca”.

Pues ahora resulta que la oposición, PRI, PAN, PRD, los mismos que horrorizados se desgarraba las vestiduras por las reformas al INE, y que juraban que lo protegerían hasta con la vida, hoy en una alianza con Morena afilan las garras para arrancarle al Tribunal Electoral sus facultades esenciales de juzgar y sancionar. Sí, estos que ponían los ojos en blanco, quieren expropiar las facultades al Tribunal Electoral, con la finalidad de gozar de mayor impunidad. 

“Si alguien conoce a un buen cirujano plástico, más vale que se lo recomienden al panista Marko Cortés, al perredista Jesús Zambrano y al priista Alejandro Moreno, pues seguramente se les cae la cara de vergüenza por traicionar a la democracia, uniéndose a Morena”: F. Bartolomé. Pero no tienen vergüenza.

Luego de la gran movilización ciudadana en defensa de las instituciones electorales, el propio PAN aseguró que jamás apoyaría una reforma que vulnerara al INE o al Tribunal Electoral. Fue Jorge Romero, el coordinador albiazul en San Lázaro, quien se comprometió en octubre pasado a que no apoyarían una iniciativa como la que hoy apoyan. Y ¿dónde está   la famosa “moratoria legislativa,” que tanto cacareó la oposición con bombo y platillo? 

Hasta ahora, lo que los está frenando para limitar al Tribunal es que hay noventa diputados insurrectos, que les da vergüenza sacar esa ley a modo para los partidos, violentando todos sus compromisos con los ciudadanos. Pero los líderes de los partidos y bancadas del PAN, PRI, PRD no tienen vergüenza, se hacen de oídos sordos y solo pausan el debate y patean el bote.

A estos diputados rebeldes, conscientes de su compromiso con los ciudadanos, se suma la senadora morenista Malú Micher, que siempre se ha distinguido por sus sólidos principios, honestidad intelectual y vinculación con los ciudadanos, anunciando que votará en contra de la iniciativa de acotar las facultades del Tribunal Electoral: “No pasará en la Cámara alta”. Mientras existan políticos serios, con un profundo sentido de su responsabilidad social, y con capacidad de avergonzarse por decisiones que no contemplen el bien común y no beneficien a los mexicanos, habrá alguna esperanza en la política. 

A los dirigentes del PAN, PRI y PRD les faltan principios, congruencia y vocación de servicio; son los mismos que estuvieron en las marchas ciudadanas para defender al INE y al Tribunal; ahora se echan encima como turba enardecida contra el Tribunal Electoral.  Todo esto con el inconfesable deseo de ser intocables, de aumentar sus prebendas y hacer y deshacer a su arbitrio, manteniendo así el monopolio del poder dentro de sus partidos, en lugar de dar paso a la sociedad civil e inclinarse ante sus necesidades.

La sonada alianza del PAN, PRD, PRI será efímera y de muy corto plazo: Si ganan la Presidencia, se pelearán por el poder; y si pierden, se culparán unos a otros… Por desgracia, en la carrera contra el tiempo para esponjar la masa de la alianza, nadie habla ya de los principios de sus partidos, perdieron identidad, postulados y doctrina. En esta vorágine por el poder nadie apuesta ya por sus propios emblemas, ya nada los diferencia entre sí. Jesús Zambrano, airado trotskista, departe con la derecha confesional; mientras, el liberal y anticlerical camisa roja, Alito, tiende la cama, asido a la sotana del conservador Markito, a quien le quedó muy grande el PAN.

Los líderes antes mencionados tienen una sorprendente capacidad para mimetizarse, cambian su apariencia, tal y como lo hacen la lagartija y el camaleón: Se trata de personas expertas en el histrionismo y maestros del disfraz. Estos se han puesto las máscaras desde hace tanto tiempo, de tal manera que ellos mismos ya no se reconocen, olvidaron quiénes son, en qué partido militan, con quién están sus lealtades, si es que alguna vez existieron. 

 Así las cosas, pocos líderes intentan adscribirse a los idearios del ciudadano y comprometerse así con los valores de las sociedades. Por lo tanto, es imposible que puedan ofrecer narrativas que cautiven lealtades sociales. Es cierto que la política es el arte de hacerse con el poder. Pero cuando esto se transforma en el único propósito de los líderes, y estos se resisten al escrutinio y control ciudadano, entonces el sistema entra en crisis de credibilidad, aunque los histriones de la política se mimeticen. No han aprendido del por qué perdieron el poder.

Finalmente, los líderes del PAN, PRI, PRD pausan su alianza con Morena para acotar al Tribunal Electoral. ¿Cuál máscara se pondrán ahora? Fuera máscaras, los ciudadanos tienen el derecho de conocerlos, ángeles o demonios, pero sin máscaras.

 

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