¡AH, CARAY! Un grave caso de gatopardismo se registra en la Cámara de Diputados, para que todo cambie, pero siga igual. Y es que en sesión de hoy pretenden renovar a los contralores de cinco dependencias… ¡con los que ya estaban!
SE TRATA de los titulares de los Órganos Internos de Control, los famosos OIC, de cinco entes autónomos fundamentales: Arturo Serrano Meneses en la FGR; Olivia Rojo Martínez, de CNDH; Gricelda Sánchez Carranza, del IFT; César Iván Rodríguez Sánchez del INAI, y Manuel Rodríguez Murillo, en el INEGI.
HASTA el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo al inicio de su gobierno que para combatir la corrupción, era muy sano que los funcionarios encargados de los procesos de compras y de las revisiones de contraloría tuvieran una rotación periódica. Pero, por lo visto, a los morenistas ya les gustó eso de controlar la lana.
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DURANTE este sexenio se han promovido iniciativas que benefician a los trabajadores. Así se legisló en materia de aumentar el salario mínimo, las utilidades, las vacaciones y ayer se aprobó en comisiones de la Cámara de Diputados la propuesta de bajar el número de horas que se trabajan a la semana. Y eso está muy bien, peeero… a quien siempre se le carga la mano es a quienes generan esos empleos.
DE PARTE del gobierno de la 4T no ha habido iniciativas de apoyo equivalentes para las empresas. Han brillado por su ausencia propuestas de bajar las tasas impositivas o políticas de desregulación que impulsen la actividad empresarial.
ES DECIR, en época de bajo o nulo crecimiento económico, los legisladores le han venido echando cada vez más carga en el lomo a la mula empleadora. Mientras que por el lado gubernamental más bien se han hecho bien mulas al regatearle el reconocimiento y el apoyo a la iniciativa privada.
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Y AHORA una lección de español moderno. ¿Cómo se dice “fracaso” en lenguaje de la 4T? In-sa-bi. El gobierno de Andrés Manuel López Obrador llevó al Sector Salud a una crisis nunca vista: desabasto de medicinas, 45 millones de recetas sin surtir, una pandemia manejada con los dedos chiquitos de los pies, millones de personas sin cobertura médica, deserción de personal mexicano por malas condiciones y contratación de personal cubano para tratar de llenar los huecos. Y, al mismo tiempo, el Presidente ninguneando a los profesionales de la salud nacionales, acusándolos hasta de mercenarios.
EL COLMO es que para crear el Insabi se desapareció el Seguro Popular, que estaba muy lejos de ser perfecto, pero que era una institución joven y funcionando que podía haber mejorado. Ahora la nueva apuesta es darle más trabajo al IMSS agregándole el apellido Bienestar, pero sin darle los recursos, el personal ni las instalaciones necesarias. Y el Presidente, ni se preocupa pues, al fin y al cabo, a él y a su familia los atienden médicos militares. ¡Salud!