En la mañana de este pasado domingo me extrañó no ver la columna de Juan Aguilera Azpeitia en este periódico. A las pocas horas me enteré de que había fallecido. Me gustaba mucho leer sus escritos. Le conocí en persona en una junta del Consejo del AM, admiré su congruencia y honestidad para comunicar su enfoque sobre cualquier tema. 

Un día coincidimos en un foro de Televisa Bajío donde estaba yo grabando Punto de Vista que era una cápsula del noticiero matutino. Consistía en una crítica hacia el proceder de un dirigente de un partido. En una pausa, se acercó y me dijo: “no temas y sé dura y firme cuando tengas que serlo”. Sus palabras me infundieron mucha seguridad.

Un día Juan me llamó por teléfono y me pidió presentar su libro, me sentí muy honrada e importante. Me dijo el nombre: “Morusas del pensamiento”, en seguida vinieron a mi mente unos pedacitos de pan. Cuando el libro llegó a mis manos y leí como subtítulo “Con sabor a superación” entendí que era un libro que alimentaria en pequeñas raciones al espíritu y a la inteligencia.

Siempre he pensado que para escribir tienes que tener algo que decir, y Juan tenía mucho que decir: Muchas experiencias que compartir, mucha sabiduría para orientar. Sabiduría de una persona que ha vivido una vida recta que le ha proporcionado gran felicidad y quiere que otros encuentren esa felicidad que solo se obtiene obrando con rectitud.

Morusas del Pensamiento habla de distintos temas que como un rompecabezas forma un todo. Toca distintos aspectos que llevan al ser humano a la integralidad embonando cada una de las partes. Trata todos los puntos que hay que atender para lograr un desarrollo armónico lleno de humanismo. Juan nos acerca a la vida sencilla, a hacer contacto con lo que verdaderamente tiene valor, nos lleva a reencontrar la espiritualidad.

En el libro de Juan Aguilera apresura a los jóvenes a sembrar, porque es tiempo de sembrar, y cuestiona a sus lectores: ¿Qué vas a hacer con tu vida? ¿Hacia dónde te diriges? Y exhorta: ¡Capacítate! ¡Púlete! Y ¡Prepárate para ese gran viaje que es tu vida!

En el capítulo MUERTE, habla de los límites que tiene cada uno en su recorrido por la vida y con valentía menciona a los niños que mueren por “perversidad de los padres cuando apenas se están formando en el vientre materno llamándolo “aborto”, perversión porque se aniquila a quien debiera ser protegido ya que se encuentra indefenso”. Termina esta MORUSA con la reflexión de que lo terrenal es solo un paso para ir a la Casa del Padre y con otro de sus dichos: Puede uno librarse del rayo pero no de la raya.

El paso de Don Juan por lo terrenal llegó a su fin para poder descansar en la Casa del Padre como bien lo explicó. Muchas gracias Juan por dejarnos tantas lecciones a través de este libro que contiene tus valiosos consejos y atinada orientación. ¡Te extrañaremos!

acentodemujer@hotmail.com 

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