¡Saludos muy alarmantes! En el año 2020 se habían contabilizado 7 millones de muertes prematuras por la contaminación del aire. Hemos pensando que la responsabilidad de tener aire puro es solamente de las grandes empresas a nivel mundial que por sus procesos de producción envían a la atmósfera gases contaminantes. Está muy comprobado que el uso excesivo del automóvil o de los tráileres es otro factor que también daña. 

Las autoridades que deben sancionar a todos los agentes que están emitiendo gases contaminantes también tienen una gran culpa por lo que se presenta la siguiente pregunta: ¿Heredaremos a nuestros nietos un aire que causa muerte o enfermedades crónicas en lugar de vida? 

El autor de este libro Mark Broomfield investigador de este tema del AIRE QUE RESPIRAMOS a través de su libro nos da consejos sobre cómo podemos mejorar la calidad del aire. Respirar para vivir es absolutamente necesario. Pero respirar aire puro y no aire contaminado está comprobado que causa gastos innecesarios y disminuye fuertemente la calidad de vida. 

“Al inspirar, absorbemos todo lo que haya en la atmósfera. Todos esos gases inertes, todo ese oxígeno y, con ellos, esas pequeñísimas cantidades de contaminantes que marcan la diferencia entre un aire de buena calidad y otro de mala calidad. ¿Cómo es posible que estas diminutas cantidades de contaminantes nos perjudiquen tanto la salud? No soy fisiólogo ni médico, pero, dicho en términos sencillos, invitamos a estas partículas a entrar en las partes más sensibles de nuestro cuerpo.

Con solo inspirar, exponemos los pulmones y el flujo sanguíneo directamente al aire y a todo lo que contiene. Las pequeñas cantidades de contaminantes que entran cada vez que respiramos son un problema más que el cuerpo tratará de resolver. El corazón ha de trabajar un poco más para impulsar la sangre. Aumenta ligeramente el riesgo de padecer cáncer. También se corre el riesgo adicional de infección. 

Una persona, sobre todo si está sana, no sufrirá este pequeño incremento del riesgo. Sin embargo, si los multiplicamos por ¡los miles de millones! de personas afectadas por la mala calidad del aire, nos daremos cuenta de que ese pequeñísimo aumento del riesgo de sufrir un infarto se puede traducir en una subida anual respecto de los ingresos hospitalarios en un determinado distrito, que tal vez sean cientos en una gran ciudad, miles en un país, o millones en todo el mundo”. 

Difícilmente nuestra opinión personal individual y aislada no tiene mayor poder de convencimiento masivo, pero sí podemos lograr mucho cuando la fuerza es vecinal o cuando abarca grupos masivos los cuáles han demostrado que sí son escuchados cuando organizadamente elevan su clamor. 

Oportunamente los inversionistas de las inmobiliarias se han dado cuenta sobre la importancia de ofrecer espacios arbolados por lo que es aconsejable que nos arrimemos frecuentemente a la sombra de un árbol frondoso y respiremos profundamente con la mayor regularidad posible. También podemos tomar la iniciativa personal de tener zonas caseras de plantas verdes, aunque sean pequeñas, que realicen el fenómeno químico de la fotosíntesis a través del cual podemos tener oxígeno en nuestro ambiente de casa”. Nos leeremos en la próxima. 

El Pilón Filosófico: “Las plantas verdes son los laboratorios que en forma económica nos proporcionan el oxigeno que nuestro organismo necesita para vivir”.
Editorial: RBA. Precio: $295. Capturista: Mónica Caballero.
 

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *