Ahora lo llaman relleno sanitario, pero todos sabían que no era más que un botadero a donde iban a parar las 130 toneladas diarias de desperdicios generados por una ciudad de 200.000 habitantes. Patrimonio de la Humanidad según la UNESCO, cuna del Festival Cervantino y de la principal universidad del Estado, Guanajuato capital esta semana recibía de vuelta sus desechos convertidos en humo y cenizas.
Y mientras los desperdicios ardían, como un Nerón con su lira ante los barrios en llamas de Roma, Alejandro Navarro Saldaña, alcalde en funciones desde 2018, sube a las redes fotos en poses escurriles. “Todo está en orden, todo está bien”, declaraba a comienzos de semana mientras la conflagración se resistía a ser controlada por los bomberos de la capital. La negligencia tras buscar un remedio, a pesar de que ya había ocurrido un incendio durante su administración, y la ausencia de apego a las más básicas normas ambientales, pues el vertedero carecía de laguna de lixiviados, celdas y tubos de venteo o chimeneas de combustión (NOM083), favoreció la propagación del fuego que pudo llegar a dimensiones aún mayores dada la alta concentración de metano en el interior del vertedero.
A esto y, según reportó Yajaira Gasca Ramírez en PopLabMx, el pasado 4 de mayo, https://poplab.mx/v2/story/Un-incendio-que-se-pudo-evitar-ahoga-a-la-capital-mientras-el-alcalde-juega-al-bombero
En su período más reciente, Alejandro Navarro desapareció la Dirección de Medio Ambiente, adjuntándola como un área secundaria del ordenamiento territorial y desarrollo urbano. Ha evitado generar el programa Municipal para la Prevención y Gestión de los Residuos Sólidos Urbanos y la única inversión que ha realizado la materia se hizo en la compra de compactadoras de basura que aún no se han entregado al municipio.”
Tristemente conocido en el estado y a escala nacional por sus declaraciones absurdas contra el turismo que “gasta poco”, por sus pendencias personales contra Sara Hoch y el GIFF, y su gusto por el cosplay, que lo llevó a disfrazarse de sheriff con pistola al cinto mientras atendía una “crisis” de seguridad, estamos más ante un histrión de poca monta que ante un político con ansias de convertirse en gobernador de Guanajuato.
“…el presidente municipal se empeña en gastar el presupuesto municipal en fiestas, carnavales, pistas de hielo, contratación de grupos musicales y pretendió la construcción de un tercer museo de momias, mientras el tiradero a cielo abierto contamina todo”, recordó también esta semana un comunicado del Observatorio Ciudadano de esa ciudad.
A estas inclinaciones banales, a su afán de protagonismo mediático, sumemos el irrespeto por uno de los patrimonios más vilipendiados durante su administración: las momias de Guanajuato, usadas como edecanes en sus mascaradas o como excusa para endeudar al municipio en aras de construir una plaza comercial que sirviera también de museo, por encima de todo tipo de recomendaciones del INAH y de organismos interesados en la conservación de este patrimonio.
¿Estamos condenados en Guanajuato a ser gobernados por este tipo de personajes encumbrados por el partido oficialista ante la ausencia de mejores opciones de otras agrupaciones o de candidaturas independientes? Porque no podemos olvidar que Navarro fue reelegido a pesar de que bien lo conocieron en su primer mandato. ¿Estamos condenados a la amnesia política total? A eso le seguirá apostando este personaje carnavalesco, a decir de uno sus trinos más recientes:
Dicen que la fe mueve montañas, incluso las de estiércol.
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