ESTA PELÍCULA ya la vimos: el Presidente convoca a una consulta popular patito, cuyo resultado ya se conoce de antemano, pues lo que le importa es, simple y sencillamente, justificar una decisión caprichosa. Eso es justamente lo que quiere hacer con la Suprema Corte.
Y SI NO lo creen, acuérdense de lo que pasó con el aeropuerto de Texcoco: se acusó corrupción -que nunca se comprobó- en una obra fundamental de infraestructura, se sometió a la opinión del pueblo bueno que, por supuesto, votó desde Chiapas, Tlaxcala o Coahuila por cancelar el NAIM… que daría servicio a la Ciudad de México.
EL CAMINITO ya se lo sabe Andrés Manuel López Obrador: empezó por desprestigiar a las y los ministros (y a todo el Poder Judicial), acusándolos prácticamente de traición a la patria… sin ofrecer una sola prueba. Ahora ya salió con la idea de la consulta, que podrá convertir en bandera de campaña política de aquí a 2024. El objetivo real: conseguir una mayoría calificada en el Congreso, aunque sea en el último mes de su mandato.
Y SI acaso AMLO logra tener el poder de modificar la Constitución aunque sólo sea 30 días, ¡agárrense!, porque quién sabe de qué sería capaz.
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DE RISA LOCA resulta el papelazo que está haciendo el senador Alejandro Armenta. En su desesperación por quedar bien con Palacio Nacional, se aventó un montaje que ya quisiera Epigmenio Ibarra para una de sus narcotelenovelas.
EL POBLANO acusó a la ministra presidenta, Norma Lucía Piña, ¡de amenazarlo! Y presentó como supuesta prueba los pantallazos de un chat cuya autenticidad y credibilidad es similar a la de un billete de 4 pesos. Si de verdad Armenta cree que esos mensajes se los envío la ministra, seguramente también creyó cuando un millonario nigeriano le escribió para ofrecerle compartir con él su fortuna que necesitaba sacar de aquel país africano. Si la pena ajena fuera deporte olímpico, adivinen quién ganaría la medalla de oro.
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EL SECUESTRO de 52 migrantes en San Luis Potosí, tristemente, es sólo un ejemplo de cómo en ese estado la delincuencia organizada ha tomado el control. Porque con todo y que la Fiscalía estatal quiere lavarse las manos diciendo que fue en Nuevo León el plagio, la realidad es que las bandas que operan en esa zona tienen su base en Matehuala y sus alrededores.
DESDE QUE llegó Ricardo “El Pollo” Gallardo a la gubernatura potosina, un día tras otro hay ejecutados por todos lados, incluso decapitados; se secuestra a migrantes; se extorsiona a comerciantes locales y aumenta la zozobra de quienes viven ahí. Pero como el actual gobernador fue apresado hace unos años por presunta delincuencia organizada, tal vez por eso “El Pollo” no dice ni pío por la crisis de inseguridad.