“Ahora sí, mano. ¿Cómo ves? Ya te di en la torre. Me le adelanté al propio preciso y propuse una consulta, de esas que tanto le gustan, para que el pueblo bueno decida si se merece elegir a los ministros y a los jueces. Ya te gané Puebla, mi querido Alex”.
“No, pus sí. Buena idea tuviste, mi Nacho. ¿Pero qué, a poco, sería legal la consulta?”.
“La mera verdad, no sé, Alex. Creo que no. Me dicen que por ley las consultas deben ser el primer domingo de agosto. No hay tiempo para organizarla este año, y pal que viene, pus ya no ayuda”.
“¿Y como cuánto costaría?
“No, pus menos voy a saber. Qué me crees, ¿fifí? Yo no terminé la licenciatura. No me quise titular porque soy muy congruente”.
“No te hagas congruente, mi Nacho. La consulta pa’ meter en la cárcel a los expresidentes costó 528 millones de pesos, y no fue a votar ni el 8%”.
“Pus es barato si me consigue la gubernatura y ya el preciso dijo que está encantado con mi idea”.
“No te’agas, yo te gano, Nacho. Yo denuncié que la ministra presidenta, la Guayaba esa, me amenazó por Guasap”.
“No’ombre, ¡qué carbón! ¿Y qué te dijo la vieja esa?”.
“Que si yo puedo ver a los ojos a mis hijos y a mis hijas después de lo que le he dicho”.
“Como que no suena muy amenazador, mi Alex. ¿Y tas seguro que fue ella?”.
“¡Cómo no! Mira cómo tiemblo, ja ja ja. Y pos, ¿quién más? El Guas decía clarito en la pantalla Ministra Guayaba. Y ya hasta lo reconoció. Yo, mientras son peras o son manzanas, ya presenté denuncia por amenazas, y lo que resulte. ¡’Magínate, te gané, mi chato! Tu consulta de 528 melones, que ni siquiera puedes hacer a tiempo, no es nada con este golpazo que le puse a la vieja esa que tanto aborrece el jefe”.
“Pos yo creo, mi Alex, que se pitorrearon de ti. Con eso no consigues ni soñando la silla en Puebla. Reconoce de un aves que perdistes y únete a mi campaña. Te prometo que te doy hueso”.
“No mano, ni me digas. Pero ¿ya vistes quién está en todas las primeras planas? Qué crees, nos ganaron a los dos”.
“No, ¿pos quién?
“La Ana Cabriola esa, la del deporte”.
“Pos ¿qué hizo la canija?”
“¿No vistes? Primero no le dio lana a las chavas esas del nado bailado. Y luego ellas que se ponen a vender trajes de baño y que le piden lana al mero mero de los empresarios, y que se van a Egipto y que se ganan dos medallas de oro, las muy hijas de la tiznada. Y el propio preciso que las felicita. Total, que hicieron quedar mal a Ana Cabriola y al propio presidente”.
“¿Y qué importa? ¿Y Loret de Mola qué? ¿Y Claudio X.? ¿Y Calderón?”.
“No’ombre, ¡qué te platico! Que se va la Ana Cabriola al programa ese del Yeso y que se le lanza con todo a las chavas. Que son unas mentirosas, que le deben dinero, que por ella que se pongan a vender calzones. Y que se lleva la nota, y a nosotros nos mandaron a interiores”.
“No, pus qué mala onda. ¿Y ‘hora qué hacemos?”
“No te preocupes, mi Nacho. Hacemos una consulta de esas que tú inventas”.
“¿Y qué dirá la consulta, Alex?”
“Que el pueblo sabio debe ordenar que la Corte prohíba la información deportiva en los medios. Así, ya la prensa nos prestará atención otra vez a nosotros”.
“No, pus, míralo, Alex, ¡ahora sí la hicistes! A lo mejor yo también debí terminar la licenciatura”.
Rendir cuentas
No debió haber tardado cuatro días, pero hizo bien el general secretario Luis Cresencio Sandoval en dar una explicación sobre la adquisición de su apartamento en Bosque Real. Dice que lo compró en obra gris, lo cual explicaría el precio reducido. No dudo de su explicación, que podrá ser aceptada o cuestionada por otros, pero lo importante es que un funcionario, aunque sea militar, rinda cuentas como servidor público.
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