Andrés Manuel López Obrador sigue siendo un presidente muy popular. La encuesta de Reforma de mayo le da una aprobación de 60 %. Es una excelente cifra para un gobernante con más de cuatro años en el poder y que ha sufrido reveses importantes, como la pandemia y el desmoronamiento del sistema de salud.

Un 39 % de la población, sin embargo, expresa su desacuerdo con el mandatario. No es una posición mayoritaria, pero sí un porcentaje sólido para preparar una campaña para 2024. El problema es que la oposición parece empeñada en dinamitar sus propias posibilidades.

Morena y la Cuarta Transformación tienen un líder indiscutible, pero la oposición sufre una fragmentación profunda. Esta se refleja en el extraordinario número de aspirantes a la candidatura presidencial. La lista en el PAN va desde Lilly Téllez y Santiago Creel hasta Ricardo Anaya, pasando por los gobernadores Mauricio Vila y Mauricio Kuri; en el PRI, desde Claudia Ruiz Massieu, Beatriz Paredes y Enrique de la Madrid hasta Ildefonso Guajardo, pasando por Alejandro Moreno; en el PRD, de Miguel Ángel Mancera a Silvano Aureoles; en Movimiento Ciudadano, de Enrique Alfaro a Samuel García, pasando por Luis Donaldo Colosio Riojas. Habrá que añadir los que se apunten esta semana.

Marko Cortés, presidente del PAN, ha sugerido un procedimiento para que la oposición seleccione a su candidato presidencial. Los aspirantes tendrían que demostrar un reconocimiento del 40 % y un 15 % de intención de voto, además de reunir un millón de firmas. Esto, sin embargo, cierra el proceso antes de empezar. Lilly Téllez lo llamó “el método Creel” y afirmó que es ilegal. Cortés dice que las firmas podrían reunirse a través de redes sociales o internet, para no incurrir en costos excesivos, pero los requisitos de reconocimiento y de intención de voto, antes de siquiera iniciar el proceso, limitan la posibilidad de que puedan contender nuevas figuras.

El presidente del PRI, Alejandro Moreno, ha polarizado a su propio partido. Ha ampliado su mandato, como Mario Delgado en Morena, pese a los cuestionamientos de exdirigentes y militantes del partido. De hecho, tuvo que cambiar los estatutos para lograr esa ampliación. Es claro, por otra parte, que tiene el control del Consejo Político Nacional y lo que queda de la maquinaria política del partido. En respuesta a la propuesta de Cortés de pedir un millón de firmas a los aspirantes a la candidatura presidencial, declaró que él saco “casi 2 millones de votos, con urnas”. Parece el lanzamiento de su propia candidatura.

Movimiento Ciudadano oscila entre la oposición y el oficialismo. Si bien se unió en el Congreso a los partidos de oposición para rechazar varias reformas del presidente, la decisión de no presentar candidatos en las elecciones del estado de México y de Coahuila favorece a Morena. También su campaña “Con el PRI, ni a la izquierda”.

Las encuestas sugieren que cualquier candidato de Morena ganaría la elección presidencial de 2024, pero falta todavía mucho tiempo para la votación. Una elección primaria en la oposición, como ha propuesto el diputado panista Jorge Triana, parece la opción más democrática. Otra posibilidad, más barata, sería escoger por encuestas, como Morena, pero solo sería justo después de una serie de debates entre los aspirantes.

Lo peor que puede hacer la oposición es cerrar las puertas a los aspirantes que no sean del agrado de los dirigentes. Bastante difícil será para una oposición unida contender con éxito ante la poderosa maquinaria de Morena. Dividida, más le vale tirar la toalla. 

Obradorizar

No sorprende la declaración del diputado de Morena Alejandro Robles Gómez: “Vamos a obradorizar el poder judicial”. De hecho, el propósito de muchos fanáticos de AMLO es obradorizar todo el país. El culto a la personalidad de Chávez, Fidel, Mao, Hitler o Stalin se repite ahora en México. 

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