“Ésta podría ser la década de México. La oportunidad es descomunal”.
Tiene razón Bob Sternfels, CEO de McKinsey.
Ya hemos hablado aquí de esta megaoportunidad: el nearshoring.
La pandemia y la guerra en Ucrania desnudaron las limitaciones de la globalización. Hoy ya no es factible un mundo just-in-time.
No son factibles cadenas de suministro donde insumos recorren miles de kilómetros para llegar a fábricas y mercados.
Antes reinaba la eficiencia, ahora reinará la cercanía. La certeza de suministro como moneda de cambio.
Y en todo el mundo (sí, todo el mundo) hay un país que es el más beneficiado. Por mucho, el mejor localizado y posicionado.
Por supuesto adivinaste: es México.
Pues claro, tenemos 3,200 kilómetros de frontera con la cuarta parte del PIB Mundial. Sí, EU representa 25 % del producto global.
Ah, y tenemos el T-MEC.
Por eso llega la inversión extranjera a caudales (no por la 4T, ¡eh!).
Por eso hace poco un enorme empresario mexicano me dijo: “Jorge, las grandes empresas del mundo no ven las politiquerías que nos agobian. No. Ven la oportunidad de surtir al mercado más grande del mundo”.
Tiene razón.
Y, sin embargo, una cosa puede descarrilar este aparente destino manifiesto. Puede mandar a “La Chingada” a esta oportunidad descomunal. Puede enterrar la “década de México”.
La falta de electricidad.
Las pentontadas de la 4T pueden electrocutar al nearshoring.
Este cortocircuito mortal se daría en dos pistas.
La primera pista se relaciona con la falta de luz.
Porque sin luz un país no crece. Y aquí también hay dos factores clave. Es un tema técnico, pero lo simplifico.
Primero, está la disponibilidad del fluido eléctrico que producen generadoras como las de CFE o que recién compraron a Iberdrola. En eso todavía estamos bien, pues hay un superávit de oferta.
Como ejemplo tomemos la zona metropolitana de Monterrey (MTY). La capacidad de generación actual es de 8,114 megawatts (MW), mientras que la demanda máxima se ubica en alrededor de 6,000 MW.
Por el estilo están todas las regiones donde la industria (el mayor consumidor de luz) está creciendo.
¡Excelente Meléndez, ya fregamos!
Mmmm, no.
La electricidad que producen estas grandes generadoras viene a una tensión muy alta, que no puede ser consumida por la mayoría de las empresas (y no se diga en una casa o negocito).
Entonces hay que bajar la tensión a través del sistema de transmisión, que incluye a subestaciones y transformadores que reducen el voltaje del fluido eléctrico para que pueda ser consumido.
Y ahí, en este negocio que es exclusivo de la CFE, es donde la puerca del nearshoring puede torcer su rabo.
No hay luz suficiente en las tensiones necesarias porque la CFE ha sido omisa en invertir en el sistema de transmisión.
Otra vez tomemos como ejemplo a MTY.
Vete de espaldas: entre 2016 y 2020 se agregaron ahí 3,127 MW en capacidad de generación… y apenas 750 MW en capacidad de transformación.
Esto preocupa a más de un industrial.
El colmo: ahora se juntan, hacen coperacha para comprar infraestructura muy cara ($40-50 millones de dólares) que no les corresponde y luego cederla ¡gratis! a CFE.
¿Sabes qué es lo más triste? Las inversiones en transmisión son menores que las de generación… y es un negocio súper rentable. De locos: la CFE no invierte para que los privados neoliberales malosos no echen a volar sus plantas que afectan “a la soberanía”.
Terrible.
La segunda pista de la electrocutada viene a futuro y tiene que ver con el tema de generación de electricidad limpia. Sí, tiene que ver con esos proyectos solares y eólicos que la 4T tiene irracionalmente parados.
El mundo camina inexorablemente hacia lo verde, incluyendo a la electricidad. El tiempo nos alcanzará y si en México no hay suficiente generación limpia, tarde o temprano esto afectará a las inversiones.
Y hablando de que nos alcance el destino, en 3 años más o menos vamos a tener también un problema en generación, porque la demanda creciente por el nearshoring se comerá al superávit actual.
¿Y la CFE de la 4T?
Mal, gracias por preguntar.
Ni picha ni chacha ni deja batear.
Está muy ocupada planeando cómo electrocuta al nearshoring.
Posdata. Y hablando de electrocutar a la inversión, ¿qué tal la expropiación que no es expropiación? Patético.
En pocas palabras…
“Ni los Dioses pueden con la estupidez”.
Friedrich Schiller, filósofo alemán.
@jorgemelendez