El presidente López Obrador se ha declarado admirador de los liberales del siglo XIX -aunque no de los actuales– y ha expresado su rechazo a las prohibiciones. “Prohibido prohibir” repite constantemente. En la práctica, sin embargo, su gobierno ha sido conservador y prohibicionista.
La decisión de no impulsar una despenalización de la marihuana, a pesar de la jurisprudencia de la Suprema Corte que reconoció, en palabras del ministro Arturo Zaldívar, que cada persona tiene “derecho al libre desarrollo de la personalidad”, revela el talante prohibicionista del presidente. Se manifiesta también en la prohibición del glifosato, el herbicida más usado del mundo, y el maíz transgénico para consumo humano, por supuestas razones de salud para las cuales no hay sustento científico.
La salud ha sido también la excusa para prohibir los vapeadores. El 31 de mayo de 2022 AMLO firmó un decreto que prohibió “la circulación y comercialización de los nuevos productos de tabaco conocidos popularmente como vapeadores y cigarrillos electrónicos”. Con anterioridad, el 22 de octubre de 2021, había prohibido su importación. Las prohibiciones, como es usual, no han impedido la venta o el uso de los vapeadores, simplemente han creado un mercado negro.
En su mañanera del 26 de mayo el presidente criticó “a un magistrado” que “le concedió un amparo a Philip Morris porque, como prohibimos lo de los vapeadores, se aventó el juzgado a conceder el amparo a la empresa en contra de la salud, argumentado que se viola el libre mercado. Y la salud, ¿dónde queda?”. En realidad, el amparo lo concedió el 22o. Tribunal Colegiado, formado por tres magistrados. El presidente cuestionó, como siempre, la ética de los juzgadores y afirmó que “los especialistas de la Cofepris” han señalado que vapear “es peor que el cigarro, que es más dañino que el cigarro”.
Es triste, pero la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios hace tiempo que ha descartado la ciencia para convertirse en una simple impulsora de las ocurrencias del presidente. El vapeo puede ser dañino para la salud, cierto, pero lo es menos que fumar, que no está prohibido, como señalan los verdaderos científicos. “Los cigarrillos electrónicos tienen el potencial de beneficiar a fumadores adultos sin embarazo si se emplean como un sustituto absoluto de los cigarrillos regulares y otros productos fumados del tabaco”, señalan los Centros de Control y Prevención de la Enfermedad (CDC) de Estados Unidos. “El vapeo puede liberar nicotina calentando un líquido de una manera mucho menos dañina” que el cigarrillo, apunta el Ministerio de Salud de Nueva Zelanda. El informe de 2018 de Public Health England y el estudio de actualización de Ann McNeill de King’s College, Londres, y colegas de 2021 ratifican esta conclusión. Estos son estudios públicos sometidos a evaluación de pares. Los de la Cofepris, no los conocemos.
Uno de los problemas de la prohibición es que solo se aplica al comercio formal. Los productos de vapeo que hoy se están distribuyendo en el mercado negro no están siendo sometidos a controles de calidad o inocuidad. La mayor parte de los problemas de salud por el vapeo, sin embargo, están relacionados con dispositivos de mala calidad. Por eso en países con buenas políticas públicas, como Alemania, Canadá, Japón, Dinamarca, Finlandia, Israel, Francia, Suecia, España, el Reino Unido, Australia o Nueva Zelanda, los cigarrillos electrónicos están permitidos, pero regulados. Así debería ser en México, solo que tenemos un presidente prohibicionista.
Negocio verde
Solo en México puede haber un Partido Verde que respalda la candidatura de un empresario taurino y minero de carbón, Armando Guadiana, en Coahuila. Pero solo en México tenemos un Partido Verde que es un simple negocio.
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