IMAGINEN que Joe Biden dijera en la Casa Blanca que la Corte Suprema está llevando a cabo a un golpe de Estado técnico en Estados Unidos. Después de una declaración así, ¿la vida seguiría como si nada en Washington? ¡Por supuesto que no! Aquello sería un escándalo mayúsculo y provocaría movilizaciones multitudinarias.
¿POR QUÉ entonces en México el presidente de la República se avienta una acusación similar y a nadie parece importarle? Pues porque la palabra de Andrés Manuel López Obrador ya está más devaluada que un billete de 100 pesos argentinos. Y aunque todavía falta un año y cuatro meses para que termine el sexenio, conforme vayan pasando los días, el mandatario seguirá subiendo el tono para tratar de no perder los reflectores.
Y ES QUE conforme se acerca el fin de su sexenio, AMLO quiere lograr lo que tooodos los presidentes han soñado y ninguno ha logrado desde que Lázaro Cárdenas exilió a Plutarco Elías Calles: seguir siendo el poder después de dejar el cargo. Así que prepárense porque en los próximos meses, López Obrador se va a poner cada vez más polémico, drástico, colérico y hasta místico.
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CON LA NOVEDAD de que Alejandro “Alito” Moreno no es tan popular como él cree, ni siquiera dentro del PRI. Tan es así que este jueves se dará a conocer un movimiento de tricolores que se hacen llamar Frente Amplio y que traen en mente hacer lo que su dirigente nacional no quiere: acercarse a la sociedad civil.
ENTRE los integrantes de este colectivo están Dulce María Sauri, Héctor Astudillo, Encarnación Alfaro, José Reyes Baeza y Fernando Lerdo de Tejada. ¿Lograrán superar el rechazo que provoca Alito? Es pregunta que tiene reintegro.
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EL COLMO: pese a que en los últimos días ha llovido con ganas en Nuevo León, nadie sabe cuánta agua dejaron las precipitaciones… y no lo van a saber. Y todo porque la Comisión Nacional del Agua hace casi siete semanas sufrió el hackeo de sus sistemas informáticos, lo que continúa afectando su operación y procedimientos administrativos, incluidas las mediciones de lluvia.
LA DELEGACIÓN de Conagua, a cargo de Luis Carlos Alatorre, se mantiene seca de información básica, como las precipitaciones y los niveles de las presas, al estar fuera de servicio los reportes automatizados, por lo que los datos no están en línea y los reportes son esporádicos. Tan difícil está la situación, que los informes se están haciendo a la antigüita y en la Conagua se pasan recaditos para saber cuánto ha llovido con base en información de campo.
TODAVÍA PEOR: trámites como nuevas concesiones, renovación de permisos y transmisión de títulos están atorados debido al hackeo. Sin duda, cuando se junta la incapacidad con la falta de previsión, hacen agua la eficiencia y la eficacia.