No se dan cuenta de los tiempos históricos que les tocaron. No se percatan de que nuestra democracia está en peligro, de que sus esposas, hijos, familia en general, amigos, todos, podríamos en muy poco tiempo perder libertades básicas. El diagnóstico de la patología y perversidad que nos gobierna, está ante los ojos de todos. Pero las dirigencias partidarias siguen jugueteando.
La expresión ronda: la clase política le quedó chica al país. Por supuesto hay excepciones, pero la integridad, la altura de miras, la verdadera disposición al sacrificio, el apego a principios, eso no está en su horizonte. De verdad en MC, con Dante Delgado a la cabeza, piensan que habrá vida democrática para los naranjas, si Morena sigue destruyendo las instituciones electorales para que México se tiña de guinda. Creen en su discurso de ser LA alternativa cuando, en el 21 obtuvieron el 7.1 % de la votación. Es ingenuidad o algo aún peor: una vanidad. Eso los guía.
Y el nuevo dueño del PRI, cree acaso que su estela de bajezas va a ser digerida por sus correligionarios. Está orgulloso de ser el enterrador -no sólo de ese partido- y con ello del país, de las instituciones que durante décadas impulsó esa casa política y otras fuerzas. Y qué decir de los dirigentes azules, con el afán de mantener el control y ser los grandes electores, imponen sus pequeños intereses por arriba de la nación. Qué dirían Gómez Morín, Luis H. Álvarez, o Diego Fernández o Carlos Castillo Peraza. Diego Fernández de Cevallos por fortuna lo sigue diciendo. Dónde quedó esa herencia combativa y de principios que era sello de la casa. Su pequeñez debía darles pena. Parece que estas dirigencias no tienen la calidad ética para enfrentar la emergencia nacional. Del cinismo verde, para qué hablar.
Y la izquierda, no me refiero a lo poco que queda del PRD donde hay cuadros valiosos, Acosta Naranjo, Navarrete, Mancera, Ortega, Zambrano entre otros, andan batallando. Pero ¿y la izquierda ciudadana, la que acompañó a Cárdenas y Muñoz Ledo, la que impulsó el avance electoral y -junto con el otro PAN- asentó la pluralidad? Esa izquierda democrática, si de verdad lo es, por congruencia no puede seguir acompañando la regresión autoritaria de Morena. La única posibilidad de salvar a México de un abismo insondable, es una coalición verdadera y seria. Las elecciones de este domingo, sobre todo en el Estado de México, son un adelanto de hasta dónde están dispuestos a ir. La legalidad no les importa. El presidente ostenta el desacato, reta a la república, actúa como forajido. ¿Golpe de estado técnico del Judicial?
Fui testigo de cómo los chilenos de la democracia cristiana y los socialistas y grupos mucho más radicales, se daban la mano en las oficinas del NO. Vi a Ricardo Lagos sacando fotocopias junto a sus adversarios ideológicos. Sus prioridades eran claras: sacar a Pinochet y establecer una democracia sólida. Lo demás vendría después. La comparación es válida: allá había una dictadura; aquí se construye a diario.
Estamos en un mundo de coaliciones, la mexicana es obligada. No se trata de una alianza táctica para ganar una elección, sino de un acuerdo de políticas de largo plazo. Toda coalición supone negociar y cesión en todos frentes, oficio, tolerancia y paciencia. Las coaliciones son incubadoras de grandes acuerdos que dan estabilidad a un país. Las coaliciones desnudan las necedades, los dogmas, las áreas de oscuridad que todos llevamos. Las coaliciones recurren a criterios científicos que allanan discusiones inútiles.
Las coaliciones viven para los ciudadanos, las ideologías en su justa dimensión. Las coaliciones dan certidumbre a las inversiones. Eso ocurrió en Chile, en Brasil con Cardoso.
Sin noción del tiempo, eso parece, las cúpulas se entretienen discutiendo absurdos como la propuesta panista. Los métodos científicos para encontrar candidatos vencedores, allí están. Mírense al espejo, sean responsables, crezcan. O serán…