Existe una estrecha relación en la forma como cada persona entiende la vida y el sentido que le da a la misma. Haber nacido y vivido en México, por ejemplo, brinda una visión diferente del mundo de aquellos que viven en otro país. Y así como todos vemos, entendemos y vivimos la realidad de varias maneras, también resolvemos los conflictos y construimos la paz de diversas formas. Es aquí donde las diferencias son importantes, así como respetables.

“El reto actual está en construir una paz respetuosa de esas diferencias y, por supuesto, de las divergencias. Una paz que se edifique sobre los consensos y el trámite, por la vía pacífica, de los disensos. Una paz que ponga el acento en la diferencia, entendiendo ésta como elemento fundamental de la acción política”. 

La comunicación es un elemento de suma importancia en la construcción de paz ya que no podemos no comunicar. Todas nuestras acciones, palabras y gestos comunican. De esta manera, podemos entablar un diálogo, un intercambio más equitativo, no meramente de información sino un proceso de comprensión, empatía y respeto por la diferencia. El diálogo involucra una escucha activa, una comunicación no violenta y un lenguaje apropiado al contexto.

Este sentido, los medios de comunicación como difusores de información y de la agenda ciudadana, representan la posibilidad de adopción de un lenguaje cargado de símbolos que suscitan sentimientos, y a su vez, acciones. La comunicación para la paz es entendida como: “todos aquellos discursos públicos que construyen la presencia de las personas, las culturas, las relaciones, las ideas y los valores desde objetivos colectivos que pretenden contribuir a la convivencia pacífica a través de escenarios de comunicación basados en la responsabilidad y la asunción de una ciudadanía global intercultural”.

Ya sea un programa de radio, de televisión, boletín o revista, las redes sociales; en su contenido informan y forman a la comunidad sobre la realidad desde una mirada objetiva, pero siempre con criterio y desde una visión pluralista, que respete la diversidad; con un lenguaje respetuoso por las diferentes culturas.

La atención está en la comunicación interpersonal y los medios grupales tradicionales, entendiendo que toda acción humana es comunicación y por ello es importante tomar conciencia de la forma en que nos relacionamos y nos comunicamos. Así, en el entendimiento de las personas, además de influir la forma como construimos conocimiento sobre la realidad, también intervienen los sentimientos, propendiendo por una comunicación no violenta que involucra una escucha activa.

Cabe aclarar, que la comunicación sin violencia plantea que detrás de cada acto agresivo hay una necesidad incumplida. Por ello busca promover formas de comunicación que contribuyan a la satisfacción de las necesidades y crear relaciones basadas en la cooperación y colaboración. Es decir, que la construcción de paz también pasa por el bienestar propio y colectivo.

¿Cómo comunicamos para la paz? Esta labor pasa por cualquier tema que un periodista o comunicador decida publicar; incluso, aplica para un proyecto social, ya que la comunicación se inicia desde la interacción humana. Se trata de comprender de manera profunda y precisa las vulnerabilidades y realidades que experimentan los sujetos, dejar a un lado el sesgo negativo para considerar el abanico de posibilidades, respetar el contexto, la historia, la realidad.     

La comunicación para la paz debe resaltar las dinámicas culturales de las comunidades, sus expresiones y creaciones artísticas. La comunicación, como apuesta y gesto ético, y como ejercicio cotidiano de reconciliación, puede abrir nuevos espacios de convivencia e interacción ciudadana; tejer confianza y redes de solidaridad; construir nuevas imágenes; contar historias no contadas; desnaturalizar los discursos discriminatorios; renovar relaciones, sentidos y significados; recuperar la fuerza comunitaria de la palabra; alentar la capacidad de entendernos, y, sobre todo, inspirar posibilidades diferentes de futuro.

El reto es apropiarnos de estos significados y darle sentido a esta labor como comunicadores o periodistas, haciendo de la comunicación para la paz una práctica cotidiana y responsable. Así podremos avanzar hacia un encuentro representativo e inclusivo, donde las trasformaciones culturales y la construcción colectiva abran espacios para la concertación; donde la comunicación sea nuestro mayor instrumento para la edificación de paz.

Necesitamos paz para las y los comunicadores. Que la sociedad entera garantice la libertad de expresión y que toda la población nos convirtamos en agentes que garanticen ese derecho. Desde lo local a lo mundial.

¡Por la Construcción de una Cultura de Paz!

manuelramos28@gmail.com

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