PARA QUE no haya dudas: el 2024 empezó la noche del lunes en la cena que sostuvieron Andrés Manuel López Obrador, sus corcholatas y los gobernadores morenistas, junto con Mario Delgado. Ahí el Gran Dedo Elector les fijó las reglas de cómo viene la jugada.

EN LA mesa del restaurante “El Mayor” el propio AMLO les perfiló cómo quiere que sea el proceso interno de Morena: 1) todos tienen que separarse del cargo antes de la encuesta; 2) habrá representantes de las cuatro corcholatas en la comisión que redactará la convocatoria; 3) nada de confrontaciones ni debates; y 4) la idea es hacer una sola encuesta a finales de agosto, para que el día del Grito de Independencia ya haya candidato o candidata.

TAMBIÉN les tiró línea a las y los gobernadores de su partido, al pedirles que no metan las manos en el proceso interno. Demasiado tarde: la mayoría ya se metió hasta las orejas.

 

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¿Y AHORA qué va a hacer Claudia Sheinbaum? La renuncia de Marcelo Ebrard a la Cancillería y las directrices presidenciales la ponen en una situación a la que no está acostumbrada: competir sin el apoyo de los recursos y la estructura del gobierno capitalino.

MIENTRAS el titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores venía insistiendo en que las “corcholatas” morenistas se separaran de sus cargos para que hubiera piso parejo, la jefa de Gobierno se negaba a soltar la llantita de la CDMX. Es decir, ella quiere seguir haciendo campaña con cargo al erario y gobernando de medio tiempo.

HABRÁ que ver si Sheinbaum se anima a acatar la instrucción de su jefe y sigue el ejemplo de Ebrard renunciando al puesto que le da recursos y reflectores. Por lo que se refiere al todavía canciller, la jugada sin duda es atrevida y arriesgada, con todo y que estaba más que cantada.

A PESAR de todas las evidencias, Marcelo Ebrard sigue creyendo en la palabra de López Obrador de que no habrá mano negra para la candidatura presidencial de Morena. Como se dice de las segundas nupcias: es el triunfo de la esperanza sobre la experiencia.

 

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PARA ser alguien que ha sufrido infartos y que sabe la importancia de la calidad en la atención médica -como la que ha recibido en Médica Sur y el Hospital Militar-, resulta incomprensible que AMLO les niegue lo mismo a las mexicanas que padecen cáncer de mama o cervicouterino.

CON la desaparición de las Normas Oficiales Mexicanas para 32 padecimientos, lo que está haciendo el gobierno es sacudirse la responsabilidad de brindar un servicio de salud con mínimos de calidad. Para eso sirven en este caso las NOM: para establecer un piso, un estándar universal para quienes enfrentan y sufren estas enfermedades.

EL ASUNTO es tan, pero tan grave, que provocó algo que casi nunca se ve: que el Presidente no quisiera hablar del tema. Y vaya que dejar callado a López Obrador no es poca cosa.

 

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