Era tan importante para el presidente López Obrador que Xóchitl Gálvez no entrara a la mañanera de ayer que un gran número de sus activistas la esperaban fuera de Palacio Nacional: “No entras, ¡maldita!”, “No entras, ¡perra!”, le gritaron. Otros la apoyaban y le abrían paso, coreando: “No estás sola”. Xóchitl logró atravesar la nube de manifestantes, reporteros, camarógrafos y policías, tocó la puerta de madera sobre la calle de Moneda y mostró a las cámaras el amparo que le otorga derecho de réplica en la mañanera. Pero nadie le abrió.
En el interior el presidente insistía en que no aceptaría que Xóchitl ejerciera el derecho de réplica. “Noooo -dijo–, que hagan sus manifestaciones, porque ellos lo que están haciendo ni siquiera es propaganda, es publicidad”. Olvidó que el 6 de diciembre de 2022 él mismo había dicho: “Y si me obligaran a garantizar el derecho de réplica, lo voy a hacer; si la autoridad competente me lo exige, cumpliría yo con eso sin ningún problema, pero que haga su trámite”.
La disputa empezó el 5 de diciembre de 2022 cuando el presidente afirmó en la mañanera: “Acaba de decir la señora Xóchitl Gálvez que ella va a quitar los programas de apoyo a los adultos mayores”. La senadora, quien se encontraba en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, señaló que esto era una mentira y desde entonces exigió derecho de réplica. Ayer declaró: “Yo no le pedí al presidente que me mencionara. Yo no le pedí al presidente que mintiera”. Añadió: “No vine a hacer show. Vengo a ejercer mi derecho a mi réplica. La conferencia matutina no debería difamar a personajes y no lo vamos a permitir. Lamento que el presidente ignore una orden judicial, que no cumpla su palabra y se encierre en su palacio”. AMLO, efectivamente, está desacatando una orden judicial.
Lejos de otorgarle derecho de réplica, el presidente arremetió ayer nuevamente contra ella: “Los conservadores, la senadora Xóchitl Gálvez, han estado siempre en contra de nosotros y de los pobres, y de los desposeídos. Antes, cuando ellos mandaban, todo lo destinaban a los de arriba. Permitían que se robaran los bienes de la nación para entregarlos a una oligarquía, a una minoría rapaz, que era la que se sentía dueña de México”.
En una parte el presidente tiene razón: la senadora busca publicidad, pero también es verdad que él mintió. El juez que vio el caso determinó que las mañaneras son actos de autoridad y que, por lo tanto, la senadora tiene derecho de réplica ante lo que se diga en ellas.
Sin embargo, así como López Obrador se benefició políticamente en sus años en la oposición al afirmar que estaba siendo sometido a un cerco informativo, ayer Xóchitl salió favorecida por el operativo para impedirle entrar a la mañanera. La senadora fue objeto de atención de todos los medios mientras exhibía un cartelito que decía: “Presidente, no le saque”.
En términos mediáticos, impedirle el acceso a la senadora fue una equivocación. También lo es la decisión de que los aspirantes de Morena a la candidatura presidencial eviten “los medios reaccionarios, conservadores adversarios de la Cuarta Transformación y partidarios del viejo régimen”. Si el presidente dice que sufrió un cerco informativo, hoy quiere construir uno mucho más alto.
Ayer Xóchitl ganó una batalla importante. No es fácil ante López Obrador, quien es un gran estratega en el uso de medios. Esta vez el presidente proyectó una imagen autoritaria que no le ayuda. No es lo mismo pelear contra cercos informativos que poner un cerco alrededor de Palacio Nacional para que no entre nadie que piense distinto.
Sin debate
AMLO no quiere que sus corcholatas debatan entre sí. Me parece otro error. Los debates nos permiten conocer a los candidatos. Me dice Mario Delgado, presidente de Morena, que esto se debe a que el enemigo es la oposición y no quienes están en el movimiento. Quizá. Pero prohibir los debates perjudica a Morena y a los aspirantes.
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