Tanta regla, tanta mordaza, tanto énfasis en eso de la “unidad” cuando están los aspirantes presidenciales morenistas a punto de romperse la maceta entre ellos con tal de alcanzar el “tú lo serás”, no es otra cosa que MIEDO puro.

Miedo a que alguien se salga del huacal, a que los seguidores de los diferentes aspirantes rompan con el partido o a que ¡salve María! uno de los candidatos decida basar sus aspiraciones en el desarrollo de una personalidad propia con un esquema de gobierno propio, y no ser un simple mimo del continuismo de lo que es una versión no tan moderna del “maximato”.

Así como el Presidente le mostró miedo a la Senadora Xóchitl Gálvez, quien le tocó la puerta de Palacio Nacional exigiendo su derecho de réplica otorgado por un juez, así todos los controles que les impuso el Presidente a sus corcholatas denotan la existencia, quizá más profunda de lo que se piensa, de un temor fundado a que una vez dándose el DESTAPE, se DESGRANE la mazorca del morenismo. En pocas palabras, que “su” movimiento imite al PRD y que alguien le haga a Morena exactamente lo mismo que él, el señor López, le hizo al PRD de Cuauhtémoc Cárdenas. ¡Lo despedazó!

Todas las PROHIBICIONES de las que son sujetos las TITERELATAS del Presidente provienen de un hombre que declaró tajante desde su púlpito: “¡Prohibido prohibir!”, incluyendo esa ridícula prohibición de que tienen vetado hablar con los medios “que están en contra de nuestro movimiento”. ¡Vaya gigantesca PIFIA! ¡Con ésos, más que con ningún otro, es con quienes deben hablar las titerelatas!

Una campaña es para CONVENCER, incluso una precampaña adelantada y violatoria de los tiempos del INE es para ganar adeptos. El voto duro de Morena ya lo tienen las titerelatas, lo que en todo caso pueden necesitar es el voto de los indecisos, o de quienes contemplan abstenerse, que en el caso del Estado de México fue el 50% del padrón, una nada despreciable cantidad de votos para cualquiera.

A quienes hay que convencer es a los que se encuentran FUERA de la corriente creyente del morenismo, y para llegar a ellos se requiere de TODOS LOS MEDIOS, los que les agradan y los que no.

Ni siquiera les dan la oportunidad a estos aspirantes de ser ellos mismos, no, los quieren cortados con la misma tijera, repitiendo el mismo “mantra” de la “transformación” sin la menor opción de apartarse del guion que les han escrito. ¿Qué caso tiene entonces este ejercicio de armar todo un teatro guiñol anticipando los tiempos que marca la ley electoral?

Con tanta limitación nadie puede ser quien es, todos tienen que simular ser discípulos del “maestro” transformador, por lo que de antemano queda descartada cualquier OPCIÓN DE MEJORÍA, de cambio, de desechar lo que no ha funcionado -que no es poco- para hacer propuestas de SOLUCIONES a lo que ha fallado, por ejemplo, la estrategia de seguridad.

Mal anda la cosa cuando el mismo Presidente acepta -con la resignación de alguien que aparenta no tener a su mano opciones- que tuvieron que RESGUARDAR a la Alcaldesa de Tijuana, Montserrat Caballero, en un cuartel militar por “amenazas” de un CÁRTEL que además amagó a media docena más de funcionarios de Baja California.

Darles protección dentro del cuartel es lo único que se le ocurre al señor López. Para nada ofrece, por ejemplo, poner en su lugar a los CAPOS que amenazan de muerte a las autoridades electas, estableciendo así un “Estado fallido”.

¿Por cuánto tiempo piensa tener el Presidente guardadita en el CUARTEL militar a la Alcaldesa? Y cuando tenga que salir Montserrat Caballero, ¿quién la cuidará, quién garantizará su vida y el desempeño de las funciones para las que fue electa, incluyendo la de respetar y hacer respetar las leyes?

El Presidente López está marcando un cierto rumbo en materia de seguridad, ¿será el mismo rumbo de las CUATRO titerelatas? ¿O cada quien tiene contemplada alguna variación o “approach” diferente sobre este crucial tema? ¡Nunca lo sabremos por las MORDAZAS que les han sido impuestas!

Aun ya designada la titerelata que contenderá por la Presidencia, mucho tememos que seguirá amordazada, dado su compromiso con la “transformación”, que consiste en transitar de GUATEMALA a GUATEPEOR.

 

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