Para los políticos todos los problemas son culpa de los empresarios o de los adversarios. Nunca piensan que ellos puedan haberlos provocado. En México, además, permiten o promueven que los afectados tomen venganza contra inocentes.

En las últimas semanas ha surgido en Sinaloa y Sonora un movimiento de protesta de agricultores de maíz, trigo y sorgo, debido a que los precios de sus cosechas se han desplomado. En 2022 el maíz se cotizaba en casi 7 mil pesos por tonelada, ahora está apenas arriba de 5 mil.

Es cierto que Segalmex ha fijado un precio de garantía de 6,965 pesos, pero solo para los pequeños agricultores, los que tienen 10 hectáreas o menos. En Sinaloa y Sonora, sin embargo, se concentran los agricultores más productivos y con mayores extensiones de tierra. Son los que no han podido vender sus cosechas a un precio que no les genere pérdidas.

El gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha, trató de convencer a las principales empresas compradoras y procesadoras, Minsa, Gruma y Cargill, de adquirir las cosechas a precios arriba del mercado. Estas se negaron, pero advirtieron que si lo hicieran se verían obligadas a repercutir el aumento en los productos finales, dando al traste con el esfuerzo del gobierno federal para reducir la inflación. Para colmo, el cierre de la Financiera Rural ha dejado a los agricultores sin posibilidad de obtener créditos para aguantar la situación. 

Desesperados, los agricultores han realizado movilizaciones de protesta, causando grandes afectaciones a los residentes del sur de Sonora y de Sinaloa. Pidieron una cita con AMLO, pero el gobernador Rocha les respondió: “Más que buscar una cita con el presidente, localicemos las plantas donde ellos trabajan y las tom[a] mos. Yo los acompaño a tomarlas”.

El presidente se lava las manos: “Estamos cumpliendo con todos los compromisos. Este movimiento lo están alentando adversarios nuestros”, afirmó ayer. Álvaro Bours, presidente de la Asociación de Organismos de Agricultores del Sur de Sonora, me dijo en radio que la política de López Obrador es “dejarnos a la deriva, a precios internacionales; es lo más neoliberal que hay”. No hay forma, añadió, que los agricultores mexicanos puedan vencer la “competencia desleal” de los estadounidenses que gozan de enormes subsidios.

Parte del problema surge del abandono del sistema de “agricultura por contrato”, el cual daba certeza a los productores sobre el ingreso que obtendrían por tonelada. El presidente lo canceló para regresar a los precios de garantía de los años setenta, pero como los paga solo a los productores más pequeños amenaza con dejar en bancarrota a los grandes, que son los que alimentan al país. Si quiebran, México se volvería todavía más dependiente de las importaciones estadounidenses.

En sus protestas, los agricultores bloquearon primero carreteras y después el aeropuerto de Culiacán, que liberaron ayer, con lo cual han afectado a ciudadanos que no tienen nada que ver en el asunto. Las autoridades les permiten hacerlo, sin recordar que la ley los obliga a impedir los “ataques a las vías de comunicación”.

Ni las compradoras de granos ni los adversarios políticos son responsables de esta crisis. Hay una baja en los precios de mercado, la cual se complica por el superpeso que deja a los productores con menos pesos por tonelada. Sin embargo, la decisión de eliminar la agricultura por contrato para reintroducir los precios de garantía ha sido el mayor error. López Obrador nunca entendió las consecuencias de las políticas que ha aplicado. 

Bud y Modelo

Las ventas de Bud Light se desplomaron 24.6 % en Estados Unidos en las cuatro semanas terminadas el 3 de junio, después de que la empresa utilizó a un influencer trans, Dylan Mulvaney, para promover la marca. Modelo, en cambio, subió 10.2 % para convertirse en la cerveza más vendida en la Unión Americana. 

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