Calorón, calorón en todo el País, producto del cambio climático que este Gobierno no reconoce, frenando las energías limpias, pero empeñado en producir y consumir combustóleo y carbón… para seguir la 4T contribuyendo a los efectos negativos del cambio climático… ¡y al calorón!

Calorón que, por lo que se está viendo, ha ENLOQUECIDO a varias personas, entre ellas al gobernador morenista de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, quien ofrece encabezar la TOMA de las fábricas procesadoras de maíz en ese Estado.

Entre ellas, la del gigante mundial Cargill, empresa norteamericana que de seguro no se quedaría con los brazos cruzados si el bravucón Gobernador atolondrado por la ola cálida consuma la toma de sus instalaciones, contribuyendo con este atropello a que aplique Cargill su influencia en el Senado norteamericano para armarle más gruesa la bronca que trae nuestro Gobierno con el norteamericano sobre las violaciones al T-MEC.

Decir lo que dijo el gobernador de Sinaloa, muy macho contra los productores de maíz, pero no tanto contra los CÁRTELES del narco que dominan su Estado, es una locura.

Agrava una BRONCA creada conjuntamente por el Gobierno morenista de Sinaloa y por el Gobierno federal y que tiene que ver con el precio de garantía del maíz de la cosecha de Sinaloa, la cual fijó el propio Gobierno -ambos haciendo compras a los pequeños productores- a ese precio (alrededor de 7 mil pesos la tonelada) para fijar un “piso” para el TOTAL de la cosecha y para todos los compradores.

Ello cuando el Gobierno sabe bien que los grandes compradores -y los grandes vendedores- manejan precios que rondan poco menos de los 5 mil pesos la tonelada.

Habiendo creado ese ABISMO entre expectativa y realidad al no tomar el anzuelo ni Cargill ni Minsa ni Gruma, la cosecha sinaloense está sin venderse y los agricultores encamionados TOMARON el aeropuerto de Culiacán.

Enloquecido por lo mal que le salió la jugada, Rubén Rocha Moya ofrece ÉL MISMO encabezar la toma de las instalaciones privadas de las empresas productoras, por cometer el pecado ellas -que sí están en su SANO JUICIO- de no mostrar disponibilidad de pagar miles de pesos “EXTRA” por tonelada de maíz para ayudarle al Gobierno -local y federal- a cumplir con un precio de garantía irreal fijado con fines políticos por ellos mismos.

Resulta kafkiano que sea una AUTORIDAD la responsable de acatar y hacer acatar la ley la que proponga -e INCITE- a la violación a la propiedad privada, y un atentado a la producción agrícola del País en lo que es un CHANTAJE económico, cuyo fin es obligar a las empresas citadas a pagar un precio irreal -elevadísimo- por un insumo que se puede adquirir en el extranjero, transportar e importar a México por precios mucho menores.

Aunque los de la 4T se hagan los que no se percatan, vivimos en un mundo de economías globalizadas, y vía el T-MEC estamos metidos en el LIBRE COMERCIO, de manera que es demencial que a nivel federal y local en Sinaloa pretendan sustraerse del mundo exterior y crear una ínsula en donde el maíz se paga a precio de oro, sólo porque así lo desean -por aquello de las elecciones del 2024- el Gobernador de Sinaloa y el Presidente.

Demuestra este asunto que los Gobiernos de Morena son buenos para la grilla y no, como debería ser, para GOBERNAR, y mucho menos para gobernar bien: las decisiones que toman giran en torno a los réditos políticos que electoralmente puedan extraerles, nunca -o casi nunca- a lo que es mejor para la nación.

A los problemas los parchan con curitas de colores, pero no le entran a las soluciones de fondo, a mejorar el funcionamiento de nuestra economía o del sistema administrativo, que no hace otra cosa más que atosigar con estorbos burocráticos o reglas excesivas y nocivas para la actividad productiva, como la de prohibir ciertos fertilizantes.

En principio, no tiene ni por qué haber un “precio de garantía” para ningún insumo en México, y menos como el que pretendieron fijar arbitrariamente el Presidente y el Gobernador a la cosecha de maíz verano 2023.

Los precios los fija EL MERCADO basándose en la oferta y la demanda, y no en las maquinaciones de políticos que piensan más en conservar el poder que en engrandecer a México. O en tomar las medidas acertadas para darles una mejor calidad -y nivel- de vida a sus ciudadanos.

 

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